martes, 30 de septiembre de 2014

Mística del siglo XX que sufrió una posesión demoníaca


Mística del siglo XX que sufrió una posesión demoníaca

Beata María Bolognesi, (1924-1980)
Mística, estigmatizada, alma víctima y laica
   sufrió una posesión demoníaca y graves tentaciones diabólicas

Martirologio Romano: En Rovigo, Italia, Beata María Bolognesi, mística, que ofreció sus sufrimientos físicos y espirituales para la salvación del prójimo dando ejemplo de una extraordinaria aceptación y confianza en los designios de Dios. ( 1980)




La experiencia terrenal de la mística María Bolognesi inició el 21 de octubre de 1924 en Bosaro (Rovigo, Verona, Italia) en una familia extremadamente pobre. Su vida se puede sintetizar en una vida de sufrimiento al servicio de Nuestro Señor Jesucristo. Desde que recibió de Jesús -en una visión onírica- el primero de los tres anillos que Cristo le dio (con 5 rubíes señal de las 5 heridas de Jesús) soportó los mismos sufrimientos de Jesús en el Calvario y comenzó a sudar sangre, pero ella no tan sólo experimentó el sufrimiento de Cristo, lo soportó con paciencia y ofreciendo su cruz a Jesús por quienes lo necesitaran.

En cuatro años tan sólo pudo asistir a dos clases de educación básica, debiendo retirarse para ayudar a cuidar de sus hermanos biológicos y la huerta familiar. La pobreza era tal que incluso llegó a comer las cáscaras de las patatas que sus amigas tiraban sobre el estiércol de vaca, luego de lavarlas tan sólo un poco.

Antes de mostrarse a ella, Dios permitió que pasara un período de posesión demoníaca para su purificación, fue desde el 21 de junio de 1940 hasta el 1 de abril de 1942 cuando tuvo su primera visión onírica en la que además de recibir el anillo tuvo la confirmación de la curación milagrosa de una mujer.

Los biógrafos describen este período de casi dos años de la siguiente forma: "Ella alternó momentos que eran normales, por así decirlo, con otros momentos en los cuales obviamente algo indefinible estaba en ella. Sus padres pensaron ayudarla con bendiciones. Durante el transcurso de los meses se hicieron muchos diferentes intentos para liberar a María de ese «extraño malestar», pero sin resultado alguno, en parte porque María huía aterrorizada cuando se daba cuenta de la presencia de un sacerdote o cuando alguien llevaba agua bendita a su casa". María no podía rezar ni acercarse a edificios eclesiásticos "una vez, cuando llegó con otras jóvenes al puente que lleva al camino hacia la parroquia de San Casiano, María se congeló y una extraña presencia tiró de su falda, dado que no había viento, sus amigas lógicamente se asustaron".

Pasado el período de posesión, además de la sudoración sanguínea sufrió de neumonía, bronconeumonía, oftalmia crónica (sequedad extrema de los ojos por total ausencia de lágrimas), oxiuros, vómitos, anemia, reumatismo, ciática, laringitis crónica y faringitis, dextrocardia (el corazón está en la mitad derecha del tórax) e infartos le debilitaron el cuerpo por largos años. El primer infarto lo sufrió en 1971, y fue el inicio de su viaje hacia la casa del Padre, que ocurrió el 30 de enero de 1980.

Su continuo sufrimiento y permanente sacrificio fueron premiados por Jesús sustituyendo el primer anillo con uno mucho más hermoso que el "Ecce Homo" y posteriormente por otro de oro macizo.

Al momento de morir estaba implementando una casa para convalecientes, obra que no pudo ver terminada.

"Con alegría recuerdo que ayer, en Rovigo, fue proclamada beata María Bolognesi, fiel laica de esa tierra, nacida en 1924 y fallecida en 1980. Toda su vida la entregó al servicio de los demás, especialmente los pobres y enfermos, soportando grandes sufrimientos en profunda unión con la pasión de Cristo. Damos gracias a Dios por esta testigo del Evangelio".
 PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro
Domingo 8 de septiembre de 2013

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Exorcismo en Cochabamba: una mujer de campo boliviana maldice en latín y arameo; lo recoge la prensa


Exorcismo en Cochabamba: una mujer de campo boliviana maldice en latín y arameo; lo recoge la prensa




El padre Miguel y Magdalena durante el ritual el 22 de agosto de 2014, en la capilla del arzobispado de Cochabamba - Foto de Fernando Cartagena, La Razón-Bolivia



El diario La Razón, de Bolivia, presenció una sesión de exorcismo en una capilla de Cochabamba. Magdalena, una boliviana de 37 años, siente influencia del demonio en su cuerpo desde hace siete años.

El padre Miguel Manzanera tiene el permiso del Arzobispado de Cochabamba para exorcizar. En 36 años ha conjurado demonios en al menos 20 personas

De repente Magdalena encorva su cuerpo y cambia su voz. Habla en latín y arameo para maldecir. El padre Miguel reza, le echa el agua bendita y le acerca la cruz, pero todo eso la enfurece. Éste es el clímax del exorcismo: Dios luchando contra el demonio.

“Te exorcizo a ti, espíritu inmundo; tú que eres un maligno. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo (hace la señal de la cruz en la frente de Magdalena) te ordeno que te marches (…). Señor Dios, bondadoso y misericordioso, bendice a esta mujer, que en tu nombre vamos a darle esta agua santa para liberarla”, reza el padre Miguel Manzanera al echar el agua bendita sobre la mujer.

Al sentir el agua, ella gruñe muy fuerte y su voz se parece a la de un hombre. Empieza a gemir y a maldecir en latín y arameo, como describe el sacerdote. Pero Magdalena, una mujer humilde de 37 años que vive en el área rural, desconoce en su lucidez ambos idiomas.

Éste es el primer exorcismo que presencia un medio impreso en el país. La capilla del Arzobispado de Cochabamba es el sitio del ritual.

Después del Concilio Vaticano II (1962-1965), una asamblea católica mundial, el dogma de la existencia del diablo pasó a ser “parte vergonzosa de la doctrina”, por lo que muchos creyentes lo ignoraron. Sin embargo, por primera vez, el Vaticano reconoció el 13 de junio de este año a la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE).

El sacerdote cuenta previamente que el arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, le autorizó exorcizar a dos personas ante la necesidad de su situación.

Una de ellas es Magdalena, quien tras mucha insistencia se presta a la producción fotográfica para La Razón, aunque todo da un giro real cuando el agua bendita toca su cuerpo.

-“Belcebú, sal fuera, sal fuera. ¿Cuándo vas a salir?”, arenga el cura, que lleva un traje blanco (alba) y una estola morada.

-“Somos muchos”, dice ella con una voz más suave que la del principio. La mujer baja los brazos y aprieta fuerte el reclinatorio en el que se postra. Se desvanece, tose y vomita, pero luego reacciona; mira fijamente al padre y le agrede.

-“Cállate, maligno, cállate”, le recrimina el hombre de la cruz.



El padre Miguel Manzanera, español, es responsable de la Comisión de Doctrina y Fe de la Conferencia Episcopal Boliviana y vicario judicial del Arzobispado de Cochabamba... y exorcista cuando un caso lo requiere

La poseída tiene en frente tres imágenes diferentes de Jesucristo, a las que mira con rencor mientras mueve la cabeza de un lado a otro. El sacerdote sigue rezando e “interrogando” a los demonios.

Al fondo de la pequeña capilla se escuchan oraciones en voz baja: la tía, Nancy, la acompaña y llora al verla así.

Media hora antes del ritual, Magdalena saludaba al equipo de este rotativo con una sonrisa; se muestra amable y carismática. Al preguntarle sobre su situación, su semblante cambia y hace un gesto que hasta parece de vergüenza. “Tengo una influencia demoniaca desde que era una niña. La gente lo hizo por venganza contra mi papá; yo era su preferida”, cuenta.

El padre Miguel llegó al país hace dos semanas de Europa, tras una ausencia de medio año, aunque mantuvo contacto con este diario desde hace dos meses para abordar esta crónica. Entonces, Magdalena fue ansiosa en su búsqueda porque —asegura— es el único que le ofrece paz desde hace dos años con estos rituales.

Ella llega a la capilla con un bolso, saluda y abraza al cura. Saca una botella de agua y sal para que sean convertidas en agua bendita, luego una cruz que lleva consigo.



Capilla del arzobispado de Cochabamba, con Magdalena y el padre Miguel

El religioso lleva más de 15 minutos, con un crucifijo y un manual de oraciones, luchando en la capilla contra el ser maligno en la mujer. Un llanto incontenible invade a la poseída y lanza más insultos, esta vez contra la Virgen María: “¡Maldita mujer, maldita!”. Enseguida, él invoca a los santos católicos para pedir su ayuda espiritual contra Satanás.

-“Su madre no es una santa”, dice ella con una voz extraña.

-“¿A cuál madre te refieres?”, replica el exorcista.

-“Esa vieja rezadora, esa maldita”, contesta. El agua bendita toca nuevamente su cuerpo y se oye un grito con llanto: “¡Me quema, me quema, ya no más!”.

-“Aquí nos vamos a quedar” es la respuesta que el padre recibe tras 24 minutos de exorcismo; pero no se da por vencido y le ordena besar el crucifijo, la mujer se rehusa. La estola morada es puesta en la cabeza de la poseída y esta vez sí consigue el beso en la cruz, el signo bendito más fuerte.

De repente, en el ambiente ya no se escuchan las maldiciones y el exorcista hace su última frase del ritual. “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”.

Magdalena termina desvanecida en el reclinatorio y tras unos minutos se levanta y vuelve a ser la amable mujer del principio, y no recuerda absolutamente nada de lo que le acaba de suceder.

Expresa que empezó a sentir las manifestaciones desde hace siete años, cuando se deprimía sin razón alguna, y poco tiempo después le entraba la ansiedad y pensamientos demasiado obsesivos.

Cuenta que con mucha reserva acude ante su exorcista una vez por mes o cada seis semanas.

Contadas personas en su familia conocen lo que le ocurre, una de las razones por las que se niega a las fotografías, en un principio. A ello, se suma el temor al rechazo de su entorno, pues ve difícil que alguien ajeno la comprenda.

Al preguntarle cómo se siente después del ritual, asegura que mejor espiritualmente, aunque físicamente con dolor.

“Después de cada exorcismo vuelve la paz y la calma, pero físicamente siento como si me hubieran dado una paliza, porque me duele todo”.

El padre Miguel comenta que es muy difícil expulsar a los demonios porque —en su experiencia— “se agarran a la gente”, y que a veces las luchas con los espíritus malignos duran años.

Durante sus 36 años en el país, al menos 20 personas pasaron voluntariamente por su exorcismo. A todo ello se suman los llamados que recibe de autoridades y de familiares para ayudar a resolver casos de asesinatos, que son cometidos por individuos supuestamente poseídos por el diablo.

De origen español, Miguel Manzanera es responsable de la Comisión de Doctrina y Fe de la Conferencia Episcopal Boliviana y vicario judicial del Arzobispado de Cochabamba. Le derivan todo lo referente a casos de exorcismo en el país.

“Puedo dar fe de que estas personas cuentan cosas espantosas, sienten ruidos, les caen objetos, que hay alguien a su lado que los ataca. He tenido varios casos y los he atendido con cierto éxito”, cuenta.

Recuerda el caso de una doctora de La Paz a quien —dice— el diablo le tocaba el hombro para decirle “te he encontrado de nuevo”. “El demonio la hacía pelear con su marido, otro católico, al punto de que en una ocasión casi se matan con cuchillos”.

Pero el caso más violento fue el de una joven que llegó con su papá a pedir ayuda al cura. Su agresividad era tal que tuvieron que sujetarla; ella no paraba de decir con una voz masculina que su padre vivía debajo de la tierra.

Tras la historia, La Razón deja a solas al religioso y a Magdalena. Tienen mucho que hablar.

La Conferencia Episcopal Boliviana asegura que un obispo tiene la tarea de asignar a un sacerdote. En el mundo existen cerca de 250 sacerdotes reconocidos por el Vaticano como exorcistas oficiales, quienes están presentes en una treintena de países, pero Bolivia aún no tiene uno de manera oficial.

En Bolivia no conozco a un sacerdote que tenga autorización plena para exorcizar. La Iglesia debería tener más conciencia de la necesidad de formarlos. Es un problema real que no se puede ocultar”, expresa el padre Miguel Manzanera, de la Comisión de Doctrina de Fe de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB).

La Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) fue reconocida, mediante decreto, el 13 de junio de este año por la Congregación para el Clero, encargada en el Vaticano de supervisar temas relacionados a sacerdote y diáconos que no pertenecen a órdenes religiosas.

El grupo está conformado por cerca de 250 sacerdotes, que ahora cuentan con personalidad jurídica de asociación internacional de fieles. Ellos estan dispersos en 30 países, pero ninguno en Bolivia.

“Mi caso es a medias porque solo estoy autorizado para exorcizar a algunos. Muchas veces vienen personas y hay que atenderlas”, señala el religioso, que realizó un curso de exorcismo durante su formación como cura.

Antes del Concilio Vaticano II, las personas que se ordenaban como curas recibían un curso de exorcismo, una formación que fue eliminada en la actualidad.

Al respecto, el secretario general de la CEB, monseñor Eugenio Scarpellini, explica que es tarea de cada obispo de las jurisdicciones eclesiásticas prever el nombramiento de un sacerdote que esté habilitado para tal servicio pastoral, y que no es necesario un reconocimiento de la Santa Sede.

Para Manzanera, este tema aún no recibe la importancia que merece porque —considera— se pretende ocultar un poco la existencia del diablo, al punto de que actualmente muchos ya no creen en él, incluidos algunos curas. “No olvidemos que el papa Francisco habla del demonio y ha comentado en varias ocasiones que tenemos que defendernos de él”.

Después del reconocimiento de la AIE, las iglesias de varios países ahondaron en este tema. Por ejemplo, Chile nombró en abril a su primer sacerdote exorcista, mediante decreto. En julio, en México se dio un curso de exorcismo a 40 obispos, y en Madrid (España) se fundó incluso una escuela para que los curas aprendan el ritual.

Scarpellini expresa que el tema es muy sensible y crea emoción en la población creyente. “La Iglesia Católica reconoce la presencia del mal en el mundo y en la persona, al punto de que puede alterarle la vida y su equilibrio. Al mismo tiempo no todos los casos que la gente juzga como posesión del demonio lo son realmente, pues existe otra explicación de carácter científico”.

El padre Miguel Manzanera señala que la mayoría de los conjuros se realiza en mujeres. Aunque desconoce con precisión las causas, considera que puede influir la debilidad psicológica. Especialistas en psicología lo atribuyen a la vulnerabilidad anímica.

“La mayoría de los casos que he atendido son mujeres. En general, suelen ser mujeres. Pero exactamente no sé explicar por qué. Es un dato muy curioso y posiblemente se deba a que ellas son más débiles psicológicamente hablando”, comenta el religioso.

Menciona que en la Biblia aparece la figura de Eva, que fue la primera que desobedeció a Dios. “Es posible que tenga que ver algo con eso, que la mujer tiene la capacidad de seducir al marido”.

Para el psicólogo Gustavo Mejía, este aspecto puede deberse a que ellas son más emocionales que los hombres. “Todo el pensamiento negativo afecta más a una persona desde la perspectiva de las emociones. Deduzco que se da en mujeres por esta causa”.

Su colega Katia Oporto considera que tiene una relación con la parte hormonal de la mujer, que la afecta más en periodos menstruales y en cambios del ciclo de la luna. “Son condiciones emocionales con las cuales la mujer suele tender a padecer estos ataques y más si hay influencia religiosa”.

Ricardo López, también psicólogo, dice que en el último manual de diagnóstico psiquiátrico la influencia del demonio fue incorporada a los trastornos disociativos (problemas de identidad). “La posesión de demonio en el cuerpo de alguien es un trastorno mental”.



 Publicado en La-Razon.com (Bolivia) el 31 de agosto de 2014; en el diario boliviano se pueden escuchar 9 minutos de audio del exorcismo, con gritos e invocaciones

viernes, 29 de agosto de 2014

Oración a San José, terror de los demonios


Oración a San José, terror de los demonios






Esta oración está recomendada para todo tipo de enfermedades. Pero también para alejar al demonio de la impureza y de las tentaciones contra la castidad. Muchos otros malos espíritus no la soportan, especialmente los que se posan sobre la columna vertebral (de las cervicales a las lumbares); y también el que provoca la discordia en la pareja.


A ti bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y, después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el amor paterno con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorre nuestras necesidades. 
Protege, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y, al igual que en otro tiempo libraste al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defiende la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad. Y a cada uno de nosotros protégenos con perpetuo patrocinio para que, a ejemplo tuyo y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. Así sea.

sábado, 16 de agosto de 2014

Síntomas de presencias maléficas


Síntomas de presencias maléficas



Cabeza.

• Se sufren dolores de cabeza día y noche sin parar.

• Síntomas de agitaciones que afectan al sueño.

• Dificultad para dormir, pesadillas o sueños con cosas horribles que dan miedo e impresionan fuertemente el espíritu y lo angustian.
 
• Estos síntomas se pueden encontrar juntos o aislados .

• Mayor fatiga y agotamiento en el momento de levantarse, para empezar tareas que antes se hacían con gusto.
 
Las perturbaciones del sueño hacen que se pierda la personalidad por el debilitamiento de la capacidad de autocontrol y de autonomía.



Estómago.


La manera más eficaz de hacer daño suele consistir en introducir el maleficio en el interior del cuerpo: se suele usar una comida o una bebida en la que se ha mezclado materia maléfica. Síntomas susceptibles de indicar que se ha tragado un maleficio: dificultad para digerir, sensación de estómago hinchado, anorexia, dolores o pesadez, tentativas de vómito repetidas o incluso violentas, pero no seguidas de efecto sino de un poco de saliva.



Aversión hacia lo sagrado. 


Es evidente que Satanás hará todo lo posible para que el sujeto en cuestión se aleje de Dios, de la oración y de los sacramentos. Le alejará de la eucaristía, le causará desagrado encontrarse en una iglesia, le provocará náuseas, opresión, pérdida de conciencia y confusión mental y, al final, la persona ya no tendrá tiempo para rezar. Le resultará imposible concentrarse a causa de las distracciones continuas y será presa de unas invencibles ganas de bostezar, reír o dormir.







"Lo que la Iglesia necesita con prioridad, hoy en día, es defenderse del demonio".

 Pablo VI.

¡Cuánto vale tu alma!


¡Cuánto vale tu alma!





¿Querés saber lo que vale tu alma? Ve, pregúntale al demonio, él te lo dirá. El demonio tiene en tanto a nuestra alma que, aunque viviésemos cuatro mil años, si después de esos cuatro mil años de tentaciones nos ganase, tendría por muy bien empleado su trabajo.”»
  San Agustín

viernes, 15 de agosto de 2014

Cómo se comporta el demonio


Cómo se comporta el demonio

Extraído del libro: “Narraciones de un exorcista”, del Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano.





 Digámoslo de una vez, como línea general, que el demonio hace de todo para no ser descubierto; que es muy avaro de palabras, que busca todos los medios para desalentar al paciente y al exorcista.
Para mayor claridad distinguimos este comportamiento en cuatro fases: antes de ser descubierto, durante los exorcismos, cuando está cerca la salida, después de la liberación. Advertimos también que no existen nunca dos casos iguales. El comportamiento del maligno es muy variado e imprevisible. Lo que escribimos se refiere solamente a ciertos aspectos del comportamiento que más frecuentemente se han presentado.

 1- Antes de ser descubierto.

 

El demonio causa disturbios físicos y psíquicos por los cuales la persona afectada es tratada por médicos sin que nadie sospeche el verdadero origen del mal. A veces los médicos curan los disturbios después de largo tiempo, probando varios medicamentos que resultan siempre inapropiados; por eso es común el hecho de que el paciente cambie varias veces de médico, acusándolo de no entender su mal. Más difícil es la curación de los males psíquicos; muchas veces los especialistas no encuentran nada (esto sucede con frecuencia inclusive para los males físicos) y la persona pasa a los ojos de los familiares como una obsesa. Una de las cruces más pesadas de estos “enfermos” es la de que ni se les comprende ni se les cree. Casi siempre sucede que antes o después, tocadas en vano las puertas de la medicina oficial, estas personas busquen curanderos, o peor, magos, quiromantes, hechiceras. Y así los males aumentan.
Normalmente quien recurre al exorcista (por sugerencia de algún amigo; rarísimas veces por sugerencia de sacerdotes), ya ha ido a visitar varios médicos y les ha tomado plena desconfianza, y la mayoría de las veces ya ha ido donde magos y similares. La falta de fe o por lo menos el hecho de no ser practicantes, unido a la grande e injustificada carencia eclesiástica en este campo, hacen comprender tal comportamiento. Casi siempre es un verdadero caso fortuito que alguien dé a conocer la existencia de los exorcistas.
Téngase en cuenta que el demonio, aun en los casos de posesión total (en que él actúa o habla sirviéndose de los miembros del afectado) no actúa de continuo, sino que alterna su acción (llamada en general “momento de crisis”) con pausas de reposo más o menos largas. Salvo los casos más graves, la persona puede atender a sus compromisos de estudio o de trabajo de manera que parece normal, aunque en realidad sólo él sabe a precio de cuánto esfuerzo.

2- Durante los exorcismos.

 

En un principio el demonio hace todo lo posible para no ser descubierto o por lo menos para esconder la gravedad de la posesión, aunque no siempre lo logra. Presionado por la fuerza de los exorcismos, a veces es inducido a manifestarse desde la primera oración; otras veces se necesitan más exorcismos. Recuerdo a un joven que en la primera bendición dio solamente algún signo de sospecha; pensé: “Es un caso fácil; lo saco con esta bendición y alguna más”. La segunda vez se puso furioso y desde entonces yo no comenzaba el exorcismo sino con la ayuda de cuatro hombres fuertes que lo sostuvieran.
En otros casos debe madurar la hora de Dios. Recuerdo una persona que había estado con varios exorcistas, inclusive conmigo, sin que se lograra nada particular. Un buen día el demonio se manifestó por lo que era, y desde entonces procedimos regularmente con la frecuencia necesaria para liberar a los posesos. En ciertos casos, ya en la primera o en la segunda bendición, el demonio muestra toda su fuerza, que varía de persona a persona; otras veces esta manifestación es progresiva: algunos afectados al parecer cada vez presentan nuevos males. Da la impresión de que todo el mal que tienen dentro debe aparecer poco a poco para poder ser extirpado.
El demonio reacciona de formas muy diversas a las oraciones y a los mandatos. Muchas veces se esfuerza por parecer indiferente; pero en realidad sufre mucho y sigue sufriendo cada vez más, hasta que se llega a la liberación. Algunos posesos permanecen inmóviles y silenciosos, y reaccionan sólo con los ojos si son provocados. Otros se desmayan y necesitan ser sostenidos, para que no se hagan mal; otros se lamentan, en especial si se aprieta la estola en las partes que duelen, como indica el Ritual, o también si se hace un signo de la cruz o se rocía con agua bendita. Son pocos los furiosos y éstos deben ser tenidos con firmeza por las personas que ayudan al exorcista, o por sus familiares.
En cuanto a hablar, generalmente los demonios se muestran muy reacios. Justamente el Ritual recomienda no hacer preguntas por curiosidad y preguntar sólo aquello que contribuye a la liberación. Lo primero que hay que preguntar es el nombre; para el demonio, tan ajeno a manifestarse, revelar su nombre es una gran derrota; y cuando lo ha dicho, también en todos los exorcismos siguientes se muestra siempre reluctante a repetirlo. Después se impone al maligno que diga cuántos demonios están presentes en aquel cuerpo. Pueden ser muchos o pocos, pero siempre hay un jefe, el indicado por el primer nombre. Cuando el demonio tiene un nombre bíblico o dado por la tradición (por ejemplo: Satanás o Beelzebul, Lucifer, Zabulón, Meridiano, Asmodeo…) se trata de “peces gordos”, más duros de vencer. Pero la dificultad viene mucho más por la fuerza con que un demonio se ha posesionado de una persona. Cuando hay más demonios, el jefe es siempre el último en salir.
La fuerza de la posesión también proviene de la reacción del demonio a los nombres sagrados. En general tales nombres no son pronunciados por el maligno y no pueden ser pronunciados; son sustituidos por otras expresiones: “El” indica a Dios o Jesús; “Ella”, indica a María. Otras veces dicen: “Tu jefe” o “tu señora”, para indicar a Jesús o a María. Pero si la posesión es muy fuerte y el demonio es de alto nivel (repetimos que los demonios conservan el nivel jerárquico que tenían cuando eran ángeles, como tronos, principados, dominaciones…), entonces es posible que pronuncien el nombre de Dios y de la Virgen junto con horribles blasfemias.




Muchos creen, quién sabe por qué, que los demonios son charlatanes y que si uno asiste a un exorcismo, el demonio va a decirle en público todos sus pecados. Es una creencia falsa; los demonios son reacios a hablar y cuando son charladores dicen cosas insulsas para distraer al exorcista y para rehuir sus preguntas. Puede darse alguna excepción. Un día el P. Cándido había invitado a asistir a sus exorcismos a un sacerdote que se jactaba de no creer en ellos. Aquel sacerdote se hizo presente y se comportaba con un aire casi de desprecio, con los brazos cruzados, sin orar (como deben hacerlo siempre los presentes) y con una sonrisa irónica. Un buen momento el demonio se dirigió a él: “Tú dices que no crees en mí. Pero crees en las mujeres; en ellas sí que crees; ¡y cómo les crees!”. Aquel pobre hombre muy calladito fue retrocediendo hasta ganar la puerta y se escabulló rápidamente.
Otra vez el demonio reveló los pecados para desalentar al exorcista. Era un joven apuesto a quien el P. Cándido estaba bendiciendo; y dentro de sí tenía un demonio más grande que él. Fue precisamente el demonio quien intentó primero desalentar al exorcista: “¿No ves que pierdes el tiempo con éste? El nunca ora, frecuenta…, hace…”, y siguió una larga serie de pecadotes. Terminado el exorcismo, el P. Cándido intentó convencer a aquel joven, con buenas maneras de que hiciera una confesión general. Pero él no quería saber nada de eso. Fue necesario llevarlo casi a la fuerza al confesionario; y allí se atrevió a decir que no tenía nada de qué acusarse.
“¿Pero no has hecho esto tal día?”, le insistió el P. Cándido. Y él, desconcertado, debió confesar su culpa. “¿Y no has hecho esto quizás?”, y el afectado, cada vez más confuso, debió admitir uno por uno todos los pecados que el padre le recordaba, valiéndose de las declaraciones del demonio. Finalmente recibió la absolución. Y aquel joven se fue desconcertado: “¡Ya no entiendo nada! ¡Estos curas lo saben todo!”.
Otras preguntas que sugiere el Ritual se refieren al tiempo que lleva el demonio en posesión de aquel cuerpo, por qué motivo, y cosas similares. Hablaremos a su tiempo del comportamiento que debe tenerse en caso de hechicerías: las preguntas que se deben hacer y cómo actuar. Pero digamos de una vez, que el demonio es el príncipe de la mentira. Muy bien puede acusar a una u otra persona para hacer surgir sospechas o enemistades. Las respuestas del demonio tienen que sopesarse. Me limito a decir que, en general, el interrogatorio del demonio tiene escasa importancia. Por ejemplo muchas veces el demonio, cuando se veía que estaba muy debilitado, respondía a preguntas acerca de la fecha de su salida, y luego no salía en esa fecha. Un exorcista con la experiencia del P. Cándido, que percibe rápidamente con qué tipo de demonio tiene que habérselas y a menudo adivina hasta su nombre, hace muy pocos interrogatorios.
A veces, a la pregunta sobre el nombre, oye que le responde: “Ya lo sabes”. Y es verdad.
Con frecuencia los demonios hablan espontáneamente, cuando se trata de posesiones fuertes, para tratar de desalentar o asustar al exorcista. Varias veces he oído que me dicen frases como estas: “Tú no puedes nada contra mí”; “ésta es mi casa; aquí estoy bien y aquí me quedo”; “estás perdiendo tu tiempo”. O también amenazas: “Te comeré el corazón”; “esta noche no cerrarás los ojos de puro miedo”; “me meteré en tu cama en forma de serpiente”; “te tumbaré de la cama”… Luego, ante mis respuestas, se calla. Por ejemplo cuando le digo: “Estoy cubierto con el manto de María, ¿qué puedes hacerme?”; “tengo por patrono al arcángel Gabriel, lucha con él si puedes”; “tengo a mi ángel de la guarda que vela para que yo no sea tocado, tú no puedes hacer nada”, y cosas semejantes.
Siempre se encuentra algún punto particularmente débil. Ciertos demonios no soportan la cruz hecha con la estola sobre las partes adoloridas; otros no resisten al soplo en la cara; otros se oponen con todas las fuerzas a la aspersión con el agua bendita. También hay frases en las oraciones de exorcismo o en otras oraciones que puede hacer el exorcista, a las cuales el demonio reacciona violentamente o perdiendo las fuerzas. Entonces se recomienda en repetir aquellas frases como sugiere el Ritual. El exorcismo puede ser largo o breve, como el exorcista lo crea más útil, teniendo en cuenta varios factores. Con frecuencia es útil la presencia de un médico, no sólo para el diagnóstico inicial, sino también para aconsejar acerca de la duración del exorcismo. Sobre todo cuando el obseso no está bien (por ejemplo si está enfermo del corazón), o cuando no está bien el exorcista; en estos casos puede el médico aconsejar que se suspenda. En general es el exorcista quien debe captarlo, cuando ve que sería inútil proseguir.

3- En la proximidad de la salida.



  Es un momento delicado y difícil, que puede prolongarse por mucho tiempo. El demonio en parte demuestra haber perdido las fuerzas, en parte trata de lanzar los últimos ataques. A menudo se tiene esta impresión: mientras que en las enfermedades comunes el enfermo mejora progresivamente hasta la curación, aquí sucede lo contrario, es decir, la persona afectada siempre va peor, y a veces cuando ya no puede más, es cuando sucede la curación. No es que siempre sea así, pero éste es el caso más frecuente.
Para el demonio dejar a una persona y volver al infierno donde casi siempre es condenado, significa morir eternamente, perder toda posibilidad de mostrarse activo y de molestar a las personas. 



Y expresa su estado de desesperación con expresiones que a menudo se repiten durante los exorcismos: “Me muero, me muero”; “ya no puedo más”; “basta, ¡así me están matando ustedes!”; “ustedes son unos asesinos, unos verdugos; todos los curas son asesinos”, y otras frases por el estilo. El contenido es completamente cambiado respecto a lo que decía durante los primeros exorcismos. Si entonces decía: “Tú no puedes hacer nada contra mí”; ahora dice: “Tú me matas; tú me has vencido”. Si antes decía que nunca saldría porque allí estaba bien, ahora afirma que está muy mal y quiere irse. Es un hecho que cada exorcismo es como arremeter contra el diablo a mazazos:  él sufre mucho, pero también produce dolor y cansancio en la persona en quien se encuentra. Llega a confesar que durante los exorcismos está peor que en el infierno. Un día, mientras el P. Cándido exorcizaba a una persona próxima a la liberación, el demonio dijo abiertamente: “¿Crees que me iría si no estuviera peor aquí?”. Los exorcismos se le habían vuelto realmente insoportables.
Otro aspecto que se ha de tener presente para ayudar a las personas que están en vía de liberación, es que el demonio trata de comunicarles sus mismos sentimientos: al no poder más, comunica un estado de cansancio intolerable; él es un desesperado y trata de comunicar a la persona poseída su misma desesperación; él se siente acabado, con poco tiempo para vivir, incapaz ni siquíera de razonar correctamente, y transmite a la persona la impresión de que todo ha terminado, que su vida está en las últimas y se acentúa en él la convicción de estar muerto. Cuántas veces estas personas piden de corazón al exorcista: “¡Dígame francamente si estoy loco!”. Asimismo al obseso se le hacen cada vez más pesados los exorcismos y, a veces, si no viene acompañado o casi forzado, falta a la cita. He tenido precisamente casos de personas que, ya cerca o bastante cerca de la liberación, han dejado por completo las sesiones de exorcismo.
Así como estos “enfermos” a menudo deben ser ayudados a orar, a ir al templo y también a acercarse a los sacramentos, porque solos no lo hacen, así tienen también necesidad de ser ayudados para someterse a los exorcismos, sobre todo en la fase conclusiva; y deben ser alentados continuamente.
Sin duda contribuye a estas dificultades el cansancio físico y un cierto sentimiento de desmoralización cuando se prolonga esta situación, con la impresión de que el mal ya se ha vuelto incurable. El demonio puede causar también males físicos y sobre todo psíquicos, de los cuales debe curarse por vía médica aun después de la curación. Pero es posible el caso de curaciones completas, sin que tenga que buscarse otros medios.

 4- Después de la liberación.




Es muy importante que la persona liberada no disminuya su ritmo de oración, su participación en sacramentos, su compromiso de vida cristiana. Y conviene que de vez en cuando pida de nuevo una bendición. Porque sucede con bastante frecuencia que el demonio vuelva a atacar, es decir, que intente regresar. No se necesita abrirle ninguna puerta. Quizás, más que de convalecencia, podemos hablar de un período de refuerzo que se requiere para asegurar la liberación alcanzada. He tenido un caso de recaída: no fue por negligencia del sujeto, es decir, él había mantenido con intensidad el ritmo de vida espiritual; por eso la segunda liberación fue relativamente fácil. Pero cuando la recaída ha sido favorecida por el hecho de haber abandonado la oración, y peor aún si se ha caído en un estado de pecado habitual, entonces la situación se agrava, como la describe el Evangelio de Mateo 12, 43-45: el demonio vuelve con otros siete espíritus peores que él. No habrá pasado desapercibido el lector, lo hemos dicho y repetido, el hecho de que el demonio haga todo lo posible por ocultar su presencia. Ya es ésta una observación que ayuda (ciertamente esto no basta) para distinguir la posesión de ciertas formas de enfermedades psíquicas en que el paciente hace todo lo que puede por ser objeto de atención. El comportamiento del demonio es totalmente contrario.



jueves, 14 de agosto de 2014

MISTERIOS DOLOROSOS DADOS PARA ESTOS TIEMPOS






MISTERIOS DOLOROSOS DADOS PARA ESTOS TIEMPOS

Para prepararse a rezar los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, primero hacer un acto de alabanza y reparación: 

Que el Nombre Sacratísimo, digno de toda adoración, incomprensible e inefable de Dios, sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado en el Cielo, en la tierra y bajo la tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén (*).

Pongamos en nuestra mente la Santa Faz de Jesús.... Nuestro Señor dijo: “Al ofrecerle Mi Faz a Mi Padre Eterno, nada será rechazado y se obtendrá la conversión de muchos pecadores” (**):






Padre Eterno, te ofrezco la Adorable Faz de tu Amado Hijo, para honra y gloria de tu Nombre, por la conversión de los pecadores y la salvación de los moribundos, especialmente en esta Ciudad (el nombre de tu ciudad o población) y en todas las ciudades de este mundo. Amén.

Rezar el Credo, el Padre Nuestro, 3 Avemarías y el Gloria. Continuar con las siguientes  meditaciones en cada misterio.



PRIMER MISTERIO DOLOROSO
LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor arrodillado en el Huerto de Getsemaní, y veamos sus Santos Poros abiertos tras derramar su Preciosa Sangre. Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en cada uno de tus Poros abiertos, durante tu santo dolor y agonía, a todos los que están en los medios de comunicación, especialmente, a aquellos que crean y deciden lo que nosotros y nuestros hijos vemos, escuchamos y leemos. Pido especialmente por quienes activamente promueven la pornografía, la perversión, la inmoralidad y lo oculto, en películas, internet, revistas, periódicos, radio y sobre todo en televisión.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


Al final de cada misterio rezar un Padre Nuestro, 10 Avemarías, Gloria y la jaculatoria que acostumbra.


SEGUNDO MISTERIO DOLOROSO
LA FLAGELACIÓN


 

Contemplemos a nuestro Santísimo Señor encadenado a la columna de la flagelación, y veamos su Santa Carne abierta y desgarrada. Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo dentro de cada una de las heridas más abiertas y profundas en tu Santísima Espalda, que dejaron al descubierto tus Santos Huesos, a todos los líderes del mundo que se encuentran en el gobierno y la política, (nombrar al Gobernante de su país y/o ciudad), especialmente a aquellos que buscan coartar la libertad.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


TERCER MISTERIO DOLOROSO
LA CORONACIÓN DE ESPINAS


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor empapado en su Sacratísima Sangre, desgarrado y magullado por los golpes, sin apenas poder respirar; y veamos cómo es azotado y como le encajan la corona de la burla, perforando profundamente su Sagrada Cabeza. Oremos:

Oh Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo dentro de estas inefables y punzantes heridas mortales, causadas por esas espinas como dagas, a todos los que se encuentran en el medio de las finanzas y el comercio; especialmente, a aquellos que han vendido o venderán sus almas eternas, por avaricia o por su ambición de poder.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas. Amén.


CUARTO MISTERIO DOLOROSO
JESÚS CARGA LA CRUZ

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor caído por tercera vez, sus Santos Pies terriblemente deformados, sus Santas Piernas desgarradas, sus Amadas Rodillas destrozadas, sus Santísimas Manos, Brazos y Codos tan magullados, golpeados y atormentados por atroces dolores. Sobre todo amado Jesús, recordamos la herida de tu Sagrado Hombro sobre el cual cargaste tu amada Cruz. Esa herida que causó en tu Santa Carne y Huesos, una mayor angustia y dolor que cualquier otra Santa Herida. Tu Carne tan desgarrada dejó tus Huesos al descubierto. (***) Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más hondo de esos tormentos salvíficos, a todos los que tienen autoridad sobre otros, desde la más simple autoridad, hasta la de aquellos que tienen en sus manos la vida y el destino de los demás.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


QUINTO MISTERIO DOLOROSO
LA CRUCIFIXIÓN


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor clavado en la Cruz, sufriendo una muerte dolorosísima y atroz; en medio de sus tormentos, su pensamiento siempre estuvo fijo en nosotros, en nuestra redención y salvación, entregándonos finalmente al cuidado de Su Madre. Oremos: 

Oh Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más  profundo de cada una de las Llagas que sufriste en la Crucifixión, las de tus Amadas Manos, tus Santos Pies y la venerada Llaga de tu Sagrado Costado, a todas las familias, especialmente a aquellas dentro de la Ciudad de (mencionar tu ciudad), cuyos padres se han divorciado o están por hacerlo. Así mismo, a todos aquellos que han cometido el abominable pecado del aborto o que están pensando en cometer éste u otros actos de violencia, y a todos aquellos que están atrapados en la perversión y el adulterio.

Pongo también dentro de estas Santas Llagas, sangrientas y martirizantes, a todos los hijos de esas personas y familias, para  preservarlos de la mancha por tales pecados y para conservarlos bajo la protección de la Sagrada Familia, libres de los deseos de la carne y de todo apego a las cosas de este mundo.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos.
Amén.




 "Así como los hijos de una familia tienen una misma carne y sangre, también Jesús participó de esa condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir, al Diablo,  y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos del Diablo.Está claro que no vino en auxilio de los ángeles, sino de nosotros, los descendientes de Abrahán".
Carta a los Hebreos