viernes, 29 de agosto de 2014

Oración a San José, terror de los demonios


Oración a San José, terror de los demonios






Esta oración está recomendada para todo tipo de enfermedades. Pero también para alejar al demonio de la impureza y de las tentaciones contra la castidad. Muchos otros malos espíritus no la soportan, especialmente los que se posan sobre la columna vertebral (de las cervicales a las lumbares); y también el que provoca la discordia en la pareja.


A ti bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y, después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el amor paterno con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorre nuestras necesidades. 
Protege, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y, al igual que en otro tiempo libraste al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defiende la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad. Y a cada uno de nosotros protégenos con perpetuo patrocinio para que, a ejemplo tuyo y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. Así sea.

sábado, 16 de agosto de 2014

Síntomas de presencias maléficas


Síntomas de presencias maléficas



Cabeza.

• Se sufren dolores de cabeza día y noche sin parar.

• Síntomas de agitaciones que afectan al sueño.

• Dificultad para dormir, pesadillas o sueños con cosas horribles que dan miedo e impresionan fuertemente el espíritu y lo angustian.
 
• Estos síntomas se pueden encontrar juntos o aislados .

• Mayor fatiga y agotamiento en el momento de levantarse, para empezar tareas que antes se hacían con gusto.
 
Las perturbaciones del sueño hacen que se pierda la personalidad por el debilitamiento de la capacidad de autocontrol y de autonomía.



Estómago.


La manera más eficaz de hacer daño suele consistir en introducir el maleficio en el interior del cuerpo: se suele usar una comida o una bebida en la que se ha mezclado materia maléfica. Síntomas susceptibles de indicar que se ha tragado un maleficio: dificultad para digerir, sensación de estómago hinchado, anorexia, dolores o pesadez, tentativas de vómito repetidas o incluso violentas, pero no seguidas de efecto sino de un poco de saliva.



Aversión hacia lo sagrado. 


Es evidente que Satanás hará todo lo posible para que el sujeto en cuestión se aleje de Dios, de la oración y de los sacramentos. Le alejará de la eucaristía, le causará desagrado encontrarse en una iglesia, le provocará náuseas, opresión, pérdida de conciencia y confusión mental y, al final, la persona ya no tendrá tiempo para rezar. Le resultará imposible concentrarse a causa de las distracciones continuas y será presa de unas invencibles ganas de bostezar, reír o dormir.







"Lo que la Iglesia necesita con prioridad, hoy en día, es defenderse del demonio".

 Pablo VI.

¡Cuánto vale tu alma!


¡Cuánto vale tu alma!





¿Querés saber lo que vale tu alma? Ve, pregúntale al demonio, él te lo dirá. El demonio tiene en tanto a nuestra alma que, aunque viviésemos cuatro mil años, si después de esos cuatro mil años de tentaciones nos ganase, tendría por muy bien empleado su trabajo.”»
  San Agustín

viernes, 15 de agosto de 2014

Cómo se comporta el demonio


Cómo se comporta el demonio

Extraído del libro: “Narraciones de un exorcista”, del Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano.





 Digámoslo de una vez, como línea general, que el demonio hace de todo para no ser descubierto; que es muy avaro de palabras, que busca todos los medios para desalentar al paciente y al exorcista.
Para mayor claridad distinguimos este comportamiento en cuatro fases: antes de ser descubierto, durante los exorcismos, cuando está cerca la salida, después de la liberación. Advertimos también que no existen nunca dos casos iguales. El comportamiento del maligno es muy variado e imprevisible. Lo que escribimos se refiere solamente a ciertos aspectos del comportamiento que más frecuentemente se han presentado.

 1- Antes de ser descubierto.

 

El demonio causa disturbios físicos y psíquicos por los cuales la persona afectada es tratada por médicos sin que nadie sospeche el verdadero origen del mal. A veces los médicos curan los disturbios después de largo tiempo, probando varios medicamentos que resultan siempre inapropiados; por eso es común el hecho de que el paciente cambie varias veces de médico, acusándolo de no entender su mal. Más difícil es la curación de los males psíquicos; muchas veces los especialistas no encuentran nada (esto sucede con frecuencia inclusive para los males físicos) y la persona pasa a los ojos de los familiares como una obsesa. Una de las cruces más pesadas de estos “enfermos” es la de que ni se les comprende ni se les cree. Casi siempre sucede que antes o después, tocadas en vano las puertas de la medicina oficial, estas personas busquen curanderos, o peor, magos, quiromantes, hechiceras. Y así los males aumentan.
Normalmente quien recurre al exorcista (por sugerencia de algún amigo; rarísimas veces por sugerencia de sacerdotes), ya ha ido a visitar varios médicos y les ha tomado plena desconfianza, y la mayoría de las veces ya ha ido donde magos y similares. La falta de fe o por lo menos el hecho de no ser practicantes, unido a la grande e injustificada carencia eclesiástica en este campo, hacen comprender tal comportamiento. Casi siempre es un verdadero caso fortuito que alguien dé a conocer la existencia de los exorcistas.
Téngase en cuenta que el demonio, aun en los casos de posesión total (en que él actúa o habla sirviéndose de los miembros del afectado) no actúa de continuo, sino que alterna su acción (llamada en general “momento de crisis”) con pausas de reposo más o menos largas. Salvo los casos más graves, la persona puede atender a sus compromisos de estudio o de trabajo de manera que parece normal, aunque en realidad sólo él sabe a precio de cuánto esfuerzo.

2- Durante los exorcismos.

 

En un principio el demonio hace todo lo posible para no ser descubierto o por lo menos para esconder la gravedad de la posesión, aunque no siempre lo logra. Presionado por la fuerza de los exorcismos, a veces es inducido a manifestarse desde la primera oración; otras veces se necesitan más exorcismos. Recuerdo a un joven que en la primera bendición dio solamente algún signo de sospecha; pensé: “Es un caso fácil; lo saco con esta bendición y alguna más”. La segunda vez se puso furioso y desde entonces yo no comenzaba el exorcismo sino con la ayuda de cuatro hombres fuertes que lo sostuvieran.
En otros casos debe madurar la hora de Dios. Recuerdo una persona que había estado con varios exorcistas, inclusive conmigo, sin que se lograra nada particular. Un buen día el demonio se manifestó por lo que era, y desde entonces procedimos regularmente con la frecuencia necesaria para liberar a los posesos. En ciertos casos, ya en la primera o en la segunda bendición, el demonio muestra toda su fuerza, que varía de persona a persona; otras veces esta manifestación es progresiva: algunos afectados al parecer cada vez presentan nuevos males. Da la impresión de que todo el mal que tienen dentro debe aparecer poco a poco para poder ser extirpado.
El demonio reacciona de formas muy diversas a las oraciones y a los mandatos. Muchas veces se esfuerza por parecer indiferente; pero en realidad sufre mucho y sigue sufriendo cada vez más, hasta que se llega a la liberación. Algunos posesos permanecen inmóviles y silenciosos, y reaccionan sólo con los ojos si son provocados. Otros se desmayan y necesitan ser sostenidos, para que no se hagan mal; otros se lamentan, en especial si se aprieta la estola en las partes que duelen, como indica el Ritual, o también si se hace un signo de la cruz o se rocía con agua bendita. Son pocos los furiosos y éstos deben ser tenidos con firmeza por las personas que ayudan al exorcista, o por sus familiares.
En cuanto a hablar, generalmente los demonios se muestran muy reacios. Justamente el Ritual recomienda no hacer preguntas por curiosidad y preguntar sólo aquello que contribuye a la liberación. Lo primero que hay que preguntar es el nombre; para el demonio, tan ajeno a manifestarse, revelar su nombre es una gran derrota; y cuando lo ha dicho, también en todos los exorcismos siguientes se muestra siempre reluctante a repetirlo. Después se impone al maligno que diga cuántos demonios están presentes en aquel cuerpo. Pueden ser muchos o pocos, pero siempre hay un jefe, el indicado por el primer nombre. Cuando el demonio tiene un nombre bíblico o dado por la tradición (por ejemplo: Satanás o Beelzebul, Lucifer, Zabulón, Meridiano, Asmodeo…) se trata de “peces gordos”, más duros de vencer. Pero la dificultad viene mucho más por la fuerza con que un demonio se ha posesionado de una persona. Cuando hay más demonios, el jefe es siempre el último en salir.
La fuerza de la posesión también proviene de la reacción del demonio a los nombres sagrados. En general tales nombres no son pronunciados por el maligno y no pueden ser pronunciados; son sustituidos por otras expresiones: “El” indica a Dios o Jesús; “Ella”, indica a María. Otras veces dicen: “Tu jefe” o “tu señora”, para indicar a Jesús o a María. Pero si la posesión es muy fuerte y el demonio es de alto nivel (repetimos que los demonios conservan el nivel jerárquico que tenían cuando eran ángeles, como tronos, principados, dominaciones…), entonces es posible que pronuncien el nombre de Dios y de la Virgen junto con horribles blasfemias.




Muchos creen, quién sabe por qué, que los demonios son charlatanes y que si uno asiste a un exorcismo, el demonio va a decirle en público todos sus pecados. Es una creencia falsa; los demonios son reacios a hablar y cuando son charladores dicen cosas insulsas para distraer al exorcista y para rehuir sus preguntas. Puede darse alguna excepción. Un día el P. Cándido había invitado a asistir a sus exorcismos a un sacerdote que se jactaba de no creer en ellos. Aquel sacerdote se hizo presente y se comportaba con un aire casi de desprecio, con los brazos cruzados, sin orar (como deben hacerlo siempre los presentes) y con una sonrisa irónica. Un buen momento el demonio se dirigió a él: “Tú dices que no crees en mí. Pero crees en las mujeres; en ellas sí que crees; ¡y cómo les crees!”. Aquel pobre hombre muy calladito fue retrocediendo hasta ganar la puerta y se escabulló rápidamente.
Otra vez el demonio reveló los pecados para desalentar al exorcista. Era un joven apuesto a quien el P. Cándido estaba bendiciendo; y dentro de sí tenía un demonio más grande que él. Fue precisamente el demonio quien intentó primero desalentar al exorcista: “¿No ves que pierdes el tiempo con éste? El nunca ora, frecuenta…, hace…”, y siguió una larga serie de pecadotes. Terminado el exorcismo, el P. Cándido intentó convencer a aquel joven, con buenas maneras de que hiciera una confesión general. Pero él no quería saber nada de eso. Fue necesario llevarlo casi a la fuerza al confesionario; y allí se atrevió a decir que no tenía nada de qué acusarse.
“¿Pero no has hecho esto tal día?”, le insistió el P. Cándido. Y él, desconcertado, debió confesar su culpa. “¿Y no has hecho esto quizás?”, y el afectado, cada vez más confuso, debió admitir uno por uno todos los pecados que el padre le recordaba, valiéndose de las declaraciones del demonio. Finalmente recibió la absolución. Y aquel joven se fue desconcertado: “¡Ya no entiendo nada! ¡Estos curas lo saben todo!”.
Otras preguntas que sugiere el Ritual se refieren al tiempo que lleva el demonio en posesión de aquel cuerpo, por qué motivo, y cosas similares. Hablaremos a su tiempo del comportamiento que debe tenerse en caso de hechicerías: las preguntas que se deben hacer y cómo actuar. Pero digamos de una vez, que el demonio es el príncipe de la mentira. Muy bien puede acusar a una u otra persona para hacer surgir sospechas o enemistades. Las respuestas del demonio tienen que sopesarse. Me limito a decir que, en general, el interrogatorio del demonio tiene escasa importancia. Por ejemplo muchas veces el demonio, cuando se veía que estaba muy debilitado, respondía a preguntas acerca de la fecha de su salida, y luego no salía en esa fecha. Un exorcista con la experiencia del P. Cándido, que percibe rápidamente con qué tipo de demonio tiene que habérselas y a menudo adivina hasta su nombre, hace muy pocos interrogatorios.
A veces, a la pregunta sobre el nombre, oye que le responde: “Ya lo sabes”. Y es verdad.
Con frecuencia los demonios hablan espontáneamente, cuando se trata de posesiones fuertes, para tratar de desalentar o asustar al exorcista. Varias veces he oído que me dicen frases como estas: “Tú no puedes nada contra mí”; “ésta es mi casa; aquí estoy bien y aquí me quedo”; “estás perdiendo tu tiempo”. O también amenazas: “Te comeré el corazón”; “esta noche no cerrarás los ojos de puro miedo”; “me meteré en tu cama en forma de serpiente”; “te tumbaré de la cama”… Luego, ante mis respuestas, se calla. Por ejemplo cuando le digo: “Estoy cubierto con el manto de María, ¿qué puedes hacerme?”; “tengo por patrono al arcángel Gabriel, lucha con él si puedes”; “tengo a mi ángel de la guarda que vela para que yo no sea tocado, tú no puedes hacer nada”, y cosas semejantes.
Siempre se encuentra algún punto particularmente débil. Ciertos demonios no soportan la cruz hecha con la estola sobre las partes adoloridas; otros no resisten al soplo en la cara; otros se oponen con todas las fuerzas a la aspersión con el agua bendita. También hay frases en las oraciones de exorcismo o en otras oraciones que puede hacer el exorcista, a las cuales el demonio reacciona violentamente o perdiendo las fuerzas. Entonces se recomienda en repetir aquellas frases como sugiere el Ritual. El exorcismo puede ser largo o breve, como el exorcista lo crea más útil, teniendo en cuenta varios factores. Con frecuencia es útil la presencia de un médico, no sólo para el diagnóstico inicial, sino también para aconsejar acerca de la duración del exorcismo. Sobre todo cuando el obseso no está bien (por ejemplo si está enfermo del corazón), o cuando no está bien el exorcista; en estos casos puede el médico aconsejar que se suspenda. En general es el exorcista quien debe captarlo, cuando ve que sería inútil proseguir.

3- En la proximidad de la salida.



  Es un momento delicado y difícil, que puede prolongarse por mucho tiempo. El demonio en parte demuestra haber perdido las fuerzas, en parte trata de lanzar los últimos ataques. A menudo se tiene esta impresión: mientras que en las enfermedades comunes el enfermo mejora progresivamente hasta la curación, aquí sucede lo contrario, es decir, la persona afectada siempre va peor, y a veces cuando ya no puede más, es cuando sucede la curación. No es que siempre sea así, pero éste es el caso más frecuente.
Para el demonio dejar a una persona y volver al infierno donde casi siempre es condenado, significa morir eternamente, perder toda posibilidad de mostrarse activo y de molestar a las personas. 



Y expresa su estado de desesperación con expresiones que a menudo se repiten durante los exorcismos: “Me muero, me muero”; “ya no puedo más”; “basta, ¡así me están matando ustedes!”; “ustedes son unos asesinos, unos verdugos; todos los curas son asesinos”, y otras frases por el estilo. El contenido es completamente cambiado respecto a lo que decía durante los primeros exorcismos. Si entonces decía: “Tú no puedes hacer nada contra mí”; ahora dice: “Tú me matas; tú me has vencido”. Si antes decía que nunca saldría porque allí estaba bien, ahora afirma que está muy mal y quiere irse. Es un hecho que cada exorcismo es como arremeter contra el diablo a mazazos:  él sufre mucho, pero también produce dolor y cansancio en la persona en quien se encuentra. Llega a confesar que durante los exorcismos está peor que en el infierno. Un día, mientras el P. Cándido exorcizaba a una persona próxima a la liberación, el demonio dijo abiertamente: “¿Crees que me iría si no estuviera peor aquí?”. Los exorcismos se le habían vuelto realmente insoportables.
Otro aspecto que se ha de tener presente para ayudar a las personas que están en vía de liberación, es que el demonio trata de comunicarles sus mismos sentimientos: al no poder más, comunica un estado de cansancio intolerable; él es un desesperado y trata de comunicar a la persona poseída su misma desesperación; él se siente acabado, con poco tiempo para vivir, incapaz ni siquíera de razonar correctamente, y transmite a la persona la impresión de que todo ha terminado, que su vida está en las últimas y se acentúa en él la convicción de estar muerto. Cuántas veces estas personas piden de corazón al exorcista: “¡Dígame francamente si estoy loco!”. Asimismo al obseso se le hacen cada vez más pesados los exorcismos y, a veces, si no viene acompañado o casi forzado, falta a la cita. He tenido precisamente casos de personas que, ya cerca o bastante cerca de la liberación, han dejado por completo las sesiones de exorcismo.
Así como estos “enfermos” a menudo deben ser ayudados a orar, a ir al templo y también a acercarse a los sacramentos, porque solos no lo hacen, así tienen también necesidad de ser ayudados para someterse a los exorcismos, sobre todo en la fase conclusiva; y deben ser alentados continuamente.
Sin duda contribuye a estas dificultades el cansancio físico y un cierto sentimiento de desmoralización cuando se prolonga esta situación, con la impresión de que el mal ya se ha vuelto incurable. El demonio puede causar también males físicos y sobre todo psíquicos, de los cuales debe curarse por vía médica aun después de la curación. Pero es posible el caso de curaciones completas, sin que tenga que buscarse otros medios.

 4- Después de la liberación.




Es muy importante que la persona liberada no disminuya su ritmo de oración, su participación en sacramentos, su compromiso de vida cristiana. Y conviene que de vez en cuando pida de nuevo una bendición. Porque sucede con bastante frecuencia que el demonio vuelva a atacar, es decir, que intente regresar. No se necesita abrirle ninguna puerta. Quizás, más que de convalecencia, podemos hablar de un período de refuerzo que se requiere para asegurar la liberación alcanzada. He tenido un caso de recaída: no fue por negligencia del sujeto, es decir, él había mantenido con intensidad el ritmo de vida espiritual; por eso la segunda liberación fue relativamente fácil. Pero cuando la recaída ha sido favorecida por el hecho de haber abandonado la oración, y peor aún si se ha caído en un estado de pecado habitual, entonces la situación se agrava, como la describe el Evangelio de Mateo 12, 43-45: el demonio vuelve con otros siete espíritus peores que él. No habrá pasado desapercibido el lector, lo hemos dicho y repetido, el hecho de que el demonio haga todo lo posible por ocultar su presencia. Ya es ésta una observación que ayuda (ciertamente esto no basta) para distinguir la posesión de ciertas formas de enfermedades psíquicas en que el paciente hace todo lo que puede por ser objeto de atención. El comportamiento del demonio es totalmente contrario.



jueves, 14 de agosto de 2014

MISTERIOS DOLOROSOS DADOS PARA ESTOS TIEMPOS






MISTERIOS DOLOROSOS DADOS PARA ESTOS TIEMPOS

Para prepararse a rezar los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, primero hacer un acto de alabanza y reparación: 

Que el Nombre Sacratísimo, digno de toda adoración, incomprensible e inefable de Dios, sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado en el Cielo, en la tierra y bajo la tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén (*).

Pongamos en nuestra mente la Santa Faz de Jesús.... Nuestro Señor dijo: “Al ofrecerle Mi Faz a Mi Padre Eterno, nada será rechazado y se obtendrá la conversión de muchos pecadores” (**):






Padre Eterno, te ofrezco la Adorable Faz de tu Amado Hijo, para honra y gloria de tu Nombre, por la conversión de los pecadores y la salvación de los moribundos, especialmente en esta Ciudad (el nombre de tu ciudad o población) y en todas las ciudades de este mundo. Amén.

Rezar el Credo, el Padre Nuestro, 3 Avemarías y el Gloria. Continuar con las siguientes  meditaciones en cada misterio.



PRIMER MISTERIO DOLOROSO
LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor arrodillado en el Huerto de Getsemaní, y veamos sus Santos Poros abiertos tras derramar su Preciosa Sangre. Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en cada uno de tus Poros abiertos, durante tu santo dolor y agonía, a todos los que están en los medios de comunicación, especialmente, a aquellos que crean y deciden lo que nosotros y nuestros hijos vemos, escuchamos y leemos. Pido especialmente por quienes activamente promueven la pornografía, la perversión, la inmoralidad y lo oculto, en películas, internet, revistas, periódicos, radio y sobre todo en televisión.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


Al final de cada misterio rezar un Padre Nuestro, 10 Avemarías, Gloria y la jaculatoria que acostumbra.


SEGUNDO MISTERIO DOLOROSO
LA FLAGELACIÓN


 

Contemplemos a nuestro Santísimo Señor encadenado a la columna de la flagelación, y veamos su Santa Carne abierta y desgarrada. Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo dentro de cada una de las heridas más abiertas y profundas en tu Santísima Espalda, que dejaron al descubierto tus Santos Huesos, a todos los líderes del mundo que se encuentran en el gobierno y la política, (nombrar al Gobernante de su país y/o ciudad), especialmente a aquellos que buscan coartar la libertad.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


TERCER MISTERIO DOLOROSO
LA CORONACIÓN DE ESPINAS


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor empapado en su Sacratísima Sangre, desgarrado y magullado por los golpes, sin apenas poder respirar; y veamos cómo es azotado y como le encajan la corona de la burla, perforando profundamente su Sagrada Cabeza. Oremos:

Oh Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo dentro de estas inefables y punzantes heridas mortales, causadas por esas espinas como dagas, a todos los que se encuentran en el medio de las finanzas y el comercio; especialmente, a aquellos que han vendido o venderán sus almas eternas, por avaricia o por su ambición de poder.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas. Amén.


CUARTO MISTERIO DOLOROSO
JESÚS CARGA LA CRUZ

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor caído por tercera vez, sus Santos Pies terriblemente deformados, sus Santas Piernas desgarradas, sus Amadas Rodillas destrozadas, sus Santísimas Manos, Brazos y Codos tan magullados, golpeados y atormentados por atroces dolores. Sobre todo amado Jesús, recordamos la herida de tu Sagrado Hombro sobre el cual cargaste tu amada Cruz. Esa herida que causó en tu Santa Carne y Huesos, una mayor angustia y dolor que cualquier otra Santa Herida. Tu Carne tan desgarrada dejó tus Huesos al descubierto. (***) Oremos:

Oh, Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más hondo de esos tormentos salvíficos, a todos los que tienen autoridad sobre otros, desde la más simple autoridad, hasta la de aquellos que tienen en sus manos la vida y el destino de los demás.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellas.
Amén.


QUINTO MISTERIO DOLOROSO
LA CRUCIFIXIÓN


 

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor clavado en la Cruz, sufriendo una muerte dolorosísima y atroz; en medio de sus tormentos, su pensamiento siempre estuvo fijo en nosotros, en nuestra redención y salvación, entregándonos finalmente al cuidado de Su Madre. Oremos: 

Oh Santísimo Jesús, te invoco por mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más  profundo de cada una de las Llagas que sufriste en la Crucifixión, las de tus Amadas Manos, tus Santos Pies y la venerada Llaga de tu Sagrado Costado, a todas las familias, especialmente a aquellas dentro de la Ciudad de (mencionar tu ciudad), cuyos padres se han divorciado o están por hacerlo. Así mismo, a todos aquellos que han cometido el abominable pecado del aborto o que están pensando en cometer éste u otros actos de violencia, y a todos aquellos que están atrapados en la perversión y el adulterio.

Pongo también dentro de estas Santas Llagas, sangrientas y martirizantes, a todos los hijos de esas personas y familias, para  preservarlos de la mancha por tales pecados y para conservarlos bajo la protección de la Sagrada Familia, libres de los deseos de la carne y de todo apego a las cosas de este mundo.

Oro, por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te pido que con Ella queden selladas dentro de tus Santas Llagas cada una de esas personas. Señor Jesús, en tu Santo Nombre, ato todo mal que pueda corromper a dichas personas, e invoco tu Divina Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos.
Amén.




 "Así como los hijos de una familia tienen una misma carne y sangre, también Jesús participó de esa condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir, al Diablo,  y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos del Diablo.Está claro que no vino en auxilio de los ángeles, sino de nosotros, los descendientes de Abrahán".
Carta a los Hebreos

Oracion contra el maleficio del ritual griego





 



 
Oraciones contra el maleficio 
(del ritual griego)

Kyrie eleison. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres santos jóvenes; tú que eres doctor y médico de nuestras almas; tú que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo...
haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad; tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita esta imagen tuya, mandando sobre ella el ángel de la paz, fuerte y protector del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas; de modo que debajo de ti tu suplicante protegido te cante con gratitud: “el Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.” “No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros”. Sí Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo...
de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más que bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos sus santos. ¡Amén!






 


SOLTÁNDONOS DE HECHICERÍA, BRUJERÍA Y PODERES RELACIONADOS

“En el Nombre de Jesucristo ahora reprendo, rompo y me suelto así como suelto a mi familia, de toda maldición maligna que fue impuesta a través de personas, cultos o fuente ocultista. Yo ordeno a cualquier poder demoníaco que me deje en el Nombre de Jesucristo. Yo soy la cabeza y no la cola. Yo estoy encima y no debajo.”





   

 
Rompiendo maldiciones confesadas

En el Nombre de Jesucristo confieso todos los pecados de mis antepasados, y por la redención en la sangre de Jesús, rompo el poder de cada maldición transmitida a mí por la línea ancestral.
Ahora confieso y me arrepiento de cada y de todo pecado que cometí, conocido y no conocido, y acepto el perdón de Cristo. El me ha redimido de la maldición de la ley. Escojo la bendición y rechazo la maldición. En el nombre de Jesucristo, rompo el poder de toda maldición que se habló contra mi persona. Cancelo la fuerza de toda predicción proferida en mi contra, intencional o no, y que no fue pronunciada de acuerdo a las bendiciones prometidas por Dios. Yo bendigo a todos los que me maldijeron. Yo perdono a toda persona que me calumnió y que habló maldición en mi contra. En el Nombre de Jesucristo yo ordeno que todo espíritu de maldición me deje ahora."







 
ROMPIENDO ATADURAS IMPÍAS DEL ALMA

“En el nombre del Señor Jesucristo, ahora renuncio, rompo y me suelto de todo dominio y atadura demoníaco ejercida a través de mi madre, mi padre, mis abuelos y de todo ser humano, vivo o muerto, que me ha dominado y controlado de cualquier manera. Te agradezco Señor por liberarme.”


 Fuente:

Audios de Sanacion y Liberacion

miércoles, 13 de agosto de 2014

Diversos Textos sobre el demonio


Diversos Textos sobre el demonio


Escogió el mal


Si miras hacia el sol serás inmediatamente iluminado; si miras hacia la sombra, necesariamente quedarás rodeado de tinieblas. El diablo es malo por haber escogido la maldad libre y conscientemente, no porque su naturaleza esté de por si en oposición con el bien (SAN BASILIO, Sermón 15).


Su actuación constante cerca del hombre

Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios. Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN AGUSTÍN, Sermón 6).

Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que nos tiene declarada el demonio. (SAN JUAN CRISÓSTOMO,en Catena Aurea,vol I, p.374).

 

Nos dice también San Pedro: Vigilad constantemente, pues el demonio esta rondando cerca de vosotros como león rugiente, que busca a quien devorar. Y el mismo Jesucristo nos dice: Oran sin cesar, para que no caer en la tentación: es decir, que el demonio nos acecha en todas partes. De manera que es preciso contar con que, en cualquier parte o en cualquier estado que nos hallemos, nos acompañará la tentación. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).

Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros. (SAN ATANASIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 396).





La tentación

Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte mas débil. (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).

Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual y sus despojos los hombres engañados por él. (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 30).

Dos pasos del diablo: primero engaña, y después de engañar intenta retener en el pecado cometido. (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, 1. c. , p. 163).

Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mi todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad, no tarda mucho en señalarnos a ustedes y a mi como podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser infieles a nuestra lealtad católica. (R. A.KNOX, Sermones pastorales, P. 79).


 

Trata siempre de sembrar la confusión

El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que lo han consumado. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 345).

Supongan, por ejemplo, que sobre las calles de una populosa ciudad cayera de repente la oscuridad; pueden imaginar, sin que yo se lo cuente, el ruido y el clamor que se produciría. Transeúntes, carruajes, coches, caballos, todos se hallarían mezclados. Así es el estado del mundo. El espíritu maligno que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este mundo, como dice S. Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen, y he aquí que se hallan forzados a reñir y discutir porque han perdido su camino; y disputan unos con otros, diciendo uno esto y otro aquello, porque no ven. (CARD.J. H. NEWMAN, Sermón para el Domingo 11 de Cuaresma. Mundo y pecado).

El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio de las tentaciones. (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).

Siendo un ángel apóstata, no alcanza su poder más que a seducir y apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios, oscureciendo poco a poco el corazón de aquellos que tratarían de servirle, con el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a él como si fuera Dios. Esto es lo que descubre su obra desde el principio. (SAN IRENEO, Trat. contra las herejías, 5).

Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño. (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).






En la hora de la muerte

Debemos procurar pensar con santo temor cuán furioso y terrible se presentará el demonio en el día de nuestra muerte, buscando en nosotros sus obras; cuando vemos que se presentó a Dios al morir en su carne, y buscó alguna de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar. (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 39 sobre los Evang.).

Trata de aprovechar cualquier circunstancia y estado de ánimo especialmente la tristeza

Alguien podría quizá preguntar: ¿cómo se explica que el diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura?

No tiene mas que abrir el Evangelio y leer. Encontrará escrito: Entonces el diablo lo tomó —se trata del Señor, del Salvador— y lo puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues está escrito: te he encomendado a los ángeles, los cuales te tomarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4, 5-6).

¿Qué no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad? (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 26).

Después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal manera su tristeza que llegó a perder al desgraciado. Algo semejante pasó en Judas, pues después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se dejo llevar por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió. (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).



 

El pecador queda, en cierto modo, bajo la potestad del demonio

De la misma manera que la nave (una vez roto el timón) es llevada a donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde el auxilio de la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino lo que quiere el demonio. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p.

Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero. (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).

 


No tiene tanto poder para vencernos como para tentarnos. Incluso tiene limitado el poder de tentar

El afirmar que éstos enemigos se oponen a nuestro progreso, lo decimos solamente en cuanto nos mueven al mal, no que creamos que nos determinen efectivamente a él. Por lo demás, ningún hombre podría en absoluto evitar cualquier pecado, si tuvieran tanto poder para vencernos como lo tienen para tentarnos. Si por una parte es verdad que tienen el poder de incitarnos al mal, por otra es también cierto que se nos ha dado a nosotros la fuerza de rechazar sus sugestiones y la libertad de consentir en ellas. Pero si su poder y sus ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos con la protección y la ayuda del Señor. Su gracia combate a nuestro favor con un poder incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversarios que nos acosan. Dios no se limita únicamente a inspirarnos el bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y más de una vez, sin percatarnos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, si no es a aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad. (CASIANO, Colaciones, 7).



 
El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las más de las veces quiere hacer daño y no puede porque éste poder está bajo otro poder [...], ya que Quien da facultad al tentador, da también su misericordia al que es tentado. Ha limitado al diablo los permisos de tentar. (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña, 2).

El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en Él. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos. (PASTOR DE HERMAS, Epílogo sobre los Mandamientos, 2).


 

No conoce directamente la naturaleza de nuestros pensamientos

Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos (
Divisar, otear desde lejos una cosa, sin distinguirla bien.)  merced a indicios sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras o las cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les es totalmente inaccesible.

Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les damos, la reacción que causan en nosotros, todo ésto no lo conocen por la misma esencia del alma, antes bien, por los movimientos y manifestaciones del hombre exterior.
(CASIANO, Colaciones, 7).




Es como un gran perro encadenado, que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado

Nos dice San Agustín, para consolarnos, que el demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).


 


Ayuda de los Sacramentos, de la oración, de la limosna y de los sacramentales para vencer la tentación

Me dices que por qué te recomiendo siempre, con tanto empeño, el uso diario del agua bendita. Muchas razones te podría dar. Te bastará, de seguro, ésta de la Santa de Ávila: "De ninguna cosa huyen más los demonios, para no tornar, que del agua bendita" (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 5t2).

Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un ángel, para consolarnos [...]; nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus gracias a fin de fortalecernos y armarnos de valor. Mas, al recibir los sacramentos, no es un santo o un ángel, es Él mismo quien viene revestido de todo su poder para aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o motivo por el cual el demonio pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el demonio pierde todo su poder sobre ella. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la perseverancia)

 

(Mas líbranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse al Señor cuando hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una vez obtenida, ya podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el demonio y el mundo pueden hacer. ¿Qué miedo puede darnos el siglo, si en el tenemos a Dios por defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. II, pp. 371-372).

Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y sólo el poder divino lo puede vencer y tan sólo la luz divina puede desenmascarar sus artimañas.
El alma que hubiera de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual, 3, 9).

Donde se da limosna no se atreve a penetrar el diablo. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la l.a Epístola a los Colosenses, 35).


La ayuda del Ángel Custodio

Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones. (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 567).

 

El humilde vence al demonio

Refiérese en la vida de San Antonio Abad que Dios le hizo ver el mundo sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los hombres en pecado. Quedó de ello tan sorprendido que su cuerpo temblaba como la hoja de un árbol, y dirigiéndose a Dios le dijo: "Señor, ¿quién podre escapar de tantos lazos?" Y oyó una voz que le dijo: "Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria para que puedan resistir a las tentaciones; mientras permite que el demonio se divierta con los orgullosos, los cuales caerán en pecado en cuanto sobrevenga la ocasión. Mas a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas" (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la humildad).


La ayuda de la Virgen

El príncipe de este mundo ignora la virginidad de María y su parto y la muerte del Señor: tres misterios resonantes cumplidos en el silencio de Dios.
(SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 9, 1).



¿Que por momentos te faltan las fuerzas?—¿,Por que no se lo dices a tu Madre: consolatrix afflictorum, auxilium christianorum... spes postra, regina apostolorum? (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 515).

¡Que cosas nos dicen los santos de María! ¿Quién volvió a su casa sin alegría ni gozo, después de haber pedido a María, la Madre del Señor, lo que deseaba? (SAN AMADEO, Homilias).

Así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquella fue inducida a no obedecer a Dios, así esta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. (SAN IRENEO, Trat. contra las herejias, 5).




En todo peligro puedes alcanzar la salvación de esta Virgen gloriosa; por eso se dice: Mil escudos—mil remedios contra los peligros—cuelgan de ella (Cant 4, 4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa puedes invocarla en tu ayuda; por eso dice Ella misma: En mi esta toda esperanza de vida y de virtud. (Eclo 24, 25) (SANTO TOMAS, Sobre el Avemaria, 1. c., p. 182).






“Hijo mío el más querido… ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu Madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? … Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie, ni te perturbe...

 María de Guadalupe