Mística del
siglo XX que sufrió una posesión demoníaca
Beata María Bolognesi, (1924-1980)
Mística,
estigmatizada, alma víctima y laica
sufrió una posesión demoníaca y graves tentaciones diabólicas
sufrió una posesión demoníaca y graves tentaciones diabólicas
Martirologio Romano: En Rovigo,
Italia, Beata María Bolognesi, mística, que ofreció sus sufrimientos físicos y
espirituales para la salvación del prójimo dando ejemplo de una extraordinaria
aceptación y confianza en los designios de Dios. († 1980)
La experiencia terrenal de la mística
María Bolognesi inició el 21 de octubre de 1924 en Bosaro (Rovigo, Verona,
Italia) en una familia extremadamente pobre. Su vida se puede sintetizar en una
vida de sufrimiento al servicio de Nuestro Señor Jesucristo. Desde que recibió
de Jesús -en una visión onírica- el primero de los tres anillos que Cristo le
dio (con 5 rubíes señal de las 5 heridas de Jesús) soportó los mismos
sufrimientos de Jesús en el Calvario y comenzó a sudar sangre, pero ella no tan
sólo experimentó el sufrimiento de Cristo, lo soportó con paciencia y
ofreciendo su cruz a Jesús por quienes lo necesitaran.
En cuatro años tan sólo pudo asistir a dos clases de educación básica, debiendo retirarse para ayudar a cuidar de sus hermanos biológicos y la huerta familiar. La pobreza era tal que incluso llegó a comer las cáscaras de las patatas que sus amigas tiraban sobre el estiércol de vaca, luego de lavarlas tan sólo un poco.
Antes de mostrarse a ella, Dios permitió que pasara un período de posesión demoníaca para su purificación, fue desde el 21 de junio de 1940 hasta el 1 de abril de 1942 cuando tuvo su primera visión onírica en la que además de recibir el anillo tuvo la confirmación de la curación milagrosa de una mujer.
Los biógrafos describen este período de casi dos años de la siguiente forma: "Ella alternó momentos que eran normales, por así decirlo, con otros momentos en los cuales obviamente algo indefinible estaba en ella. Sus padres pensaron ayudarla con bendiciones. Durante el transcurso de los meses se hicieron muchos diferentes intentos para liberar a María de ese «extraño malestar», pero sin resultado alguno, en parte porque María huía aterrorizada cuando se daba cuenta de la presencia de un sacerdote o cuando alguien llevaba agua bendita a su casa". María no podía rezar ni acercarse a edificios eclesiásticos "una vez, cuando llegó con otras jóvenes al puente que lleva al camino hacia la parroquia de San Casiano, María se congeló y una extraña presencia tiró de su falda, dado que no había viento, sus amigas lógicamente se asustaron".
Pasado el período de posesión, además de la sudoración sanguínea sufrió de neumonía, bronconeumonía, oftalmia crónica (sequedad extrema de los ojos por total ausencia de lágrimas), oxiuros, vómitos, anemia, reumatismo, ciática, laringitis crónica y faringitis, dextrocardia (el corazón está en la mitad derecha del tórax) e infartos le debilitaron el cuerpo por largos años. El primer infarto lo sufrió en 1971, y fue el inicio de su viaje hacia la casa del Padre, que ocurrió el 30 de enero de 1980.
Su continuo sufrimiento y permanente sacrificio fueron premiados por Jesús sustituyendo el primer anillo con uno mucho más hermoso que el "Ecce Homo" y posteriormente por otro de oro macizo.
Al momento de morir estaba implementando una casa para convalecientes, obra que no pudo ver terminada.
"Con alegría recuerdo que ayer, en Rovigo, fue proclamada beata María Bolognesi, fiel laica de esa tierra, nacida en 1924 y fallecida en 1980. Toda su vida la entregó al servicio de los demás, especialmente los pobres y enfermos, soportando grandes sufrimientos en profunda unión con la pasión de Cristo. Damos gracias a Dios por esta testigo del Evangelio".
En cuatro años tan sólo pudo asistir a dos clases de educación básica, debiendo retirarse para ayudar a cuidar de sus hermanos biológicos y la huerta familiar. La pobreza era tal que incluso llegó a comer las cáscaras de las patatas que sus amigas tiraban sobre el estiércol de vaca, luego de lavarlas tan sólo un poco.
Antes de mostrarse a ella, Dios permitió que pasara un período de posesión demoníaca para su purificación, fue desde el 21 de junio de 1940 hasta el 1 de abril de 1942 cuando tuvo su primera visión onírica en la que además de recibir el anillo tuvo la confirmación de la curación milagrosa de una mujer.
Los biógrafos describen este período de casi dos años de la siguiente forma: "Ella alternó momentos que eran normales, por así decirlo, con otros momentos en los cuales obviamente algo indefinible estaba en ella. Sus padres pensaron ayudarla con bendiciones. Durante el transcurso de los meses se hicieron muchos diferentes intentos para liberar a María de ese «extraño malestar», pero sin resultado alguno, en parte porque María huía aterrorizada cuando se daba cuenta de la presencia de un sacerdote o cuando alguien llevaba agua bendita a su casa". María no podía rezar ni acercarse a edificios eclesiásticos "una vez, cuando llegó con otras jóvenes al puente que lleva al camino hacia la parroquia de San Casiano, María se congeló y una extraña presencia tiró de su falda, dado que no había viento, sus amigas lógicamente se asustaron".
Pasado el período de posesión, además de la sudoración sanguínea sufrió de neumonía, bronconeumonía, oftalmia crónica (sequedad extrema de los ojos por total ausencia de lágrimas), oxiuros, vómitos, anemia, reumatismo, ciática, laringitis crónica y faringitis, dextrocardia (el corazón está en la mitad derecha del tórax) e infartos le debilitaron el cuerpo por largos años. El primer infarto lo sufrió en 1971, y fue el inicio de su viaje hacia la casa del Padre, que ocurrió el 30 de enero de 1980.
Su continuo sufrimiento y permanente sacrificio fueron premiados por Jesús sustituyendo el primer anillo con uno mucho más hermoso que el "Ecce Homo" y posteriormente por otro de oro macizo.
Al momento de morir estaba implementando una casa para convalecientes, obra que no pudo ver terminada.
"Con alegría recuerdo que ayer, en Rovigo, fue proclamada beata María Bolognesi, fiel laica de esa tierra, nacida en 1924 y fallecida en 1980. Toda su vida la entregó al servicio de los demás, especialmente los pobres y enfermos, soportando grandes sufrimientos en profunda unión con la pasión de Cristo. Damos gracias a Dios por esta testigo del Evangelio".
PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro
Domingo 8 de septiembre de 2013
Domingo 8 de septiembre de 2013