Declaraciones de testigos en el Proceso
de beatificación y canonización de Santa Teresa de Lisieux con respecto a la
extraña "enfermedad" a la edad 10 años.
De Pascua a Pentecostés de 1883
Su
prima Marie declaraba así:
•
“La Sierva de Dios -dice-, estaba en casa de mis padres, por ausencia del suyo,
cuando se declaró la enfermedad que padeció a los diez años. Comenzó el mal por
temblores violentos que, al principio, hicieron creer fuera
fiebre. Después se manifestó, con la depresión, un estado de semialucinación
que le hacia ver diferentes objetos o las actitudes de aquellas que la rodeaban
bajo formas terroríficas. En el período más intenso, padeció
muchas crisis motoras, durante las cuales realizaba movimientos
rotatorios de todo el cuerpo de que no hubiera sido capaz absolutamente estando
sana. El médico, Dr. Notta, no se pronunció claramente sobre la naturaleza. Mi
padre,(por el Dr. Francis La Neele) que por su profesión y sus estudios era muy experto en el conocimiento
de sus enfermos, no podía resolverse a ver tan solo una enfermedad natural.
Veía una acción del demonio”.
Teresa sostiene una cuerda para saltar en sus manos.
Sus hermanas Léonie, Céline y Marie decían de estos sucesos:
" Los ojos, tan serenos y dulces, tenían una expresión de
espanto, imposible de describir. Su rostro
estaba pálido y transparente. Los rasgos dolorosamente contraídos.
Se erigía sobre la cama, y poniendo su cabeza ante sus pies ejecutaba una
voltereta que muchas veces la arrojó brutalmente contra el suelo por encima de
la balaustrada de la cama· Por último se advierte la gran agitación de pies a
cabeza: Comenzó por temblores violentos.
Frecuentemente era empujada por una fuerza desconocida
a precipitarse por la cabecera de su cama contra el pavimento ... Se ponía, de
repente, de rodillas, y sin ayudarse de sus manos, que se apoyaban sobre la
cama, intentaba hacer llegar los pies adelante.
Tomaba sobre la cama actitudes
y ejecutaba movimientos de una gimnasia extraña ... Una vez se arrojó contra el
suelo por encima de la balaustrada de la cama sin hacerse el menor mal.
No podíamos
dejarla sola.
Un día que me ausenté por unos instantes tan sólo, aprovechó mi
ausencia para arrojarse contra el suelo por encima de la cabecera de la cama. Al
volver quedé aterrada, pero no se había hecho ningún daño.
Cuando se declaraban
las crisis convulsivas quería precipitarse por encima de la baranda de la cama y nos veíamos precisadas a sostenerla.
Además de estos
movimientos rotatorios que la arrojaban contra el suelo, experimentó otra forma
de accesos, directamente suicidas, manifestados en los violentos golpes que se
daba con la cabeza contra la cabecera de la cama .
Se golpeaba la cabeza contra la madera de la cama, como
para matarse".
"A todo esto se juntaban gritos estremecedores. Los testigos
los calificaban de -desgarradores, que helaban a quienes los oían. Lanzaba
gritos aterradores que tenían algo de sobrenatural; había que haberlos oído
para darse una idea".
Celine y Leonie Martin (hermanas de Teresa), con sus primas Jeanne y Marie Guerin. Tom, se metió en la imagen también, el perro de Teresa.
¿Cómo
fueron las alucinaciones de Teresa?
Todas
fueron presididas por estas palabras de la Santa, que son esenciales en esta “enfermedad”:
“Decía cosas que no pensaba, casi
siempre parecía estar
delirando, y, sin embargo, estoy segura de no haber
estado privada un solo instante del uso de la razón”.
Las
alucinaciones de Teresa se transforman
los objetos que tiene ante sí. La Santa tiene abiertos los ojos, y aquello que ve
se transforma en imágenes horrorosas.
«Los objetos más insignificantes
tomaban a sus ojos la forma de monstruos horribles. Algunos clavos de las
paredes de la habitación se le aparecían de repente como grandes dedos
carbonizados, y exclamaba:
¡Tengo miedo, tengo miedo! «Los clavos de las paredes tomaban a su vista formas
horribles que le causaban espanto. Con frecuencia no reconocía a los suyos.
Sobre todo una tarde se espantó tremendamente, al acercarse su padre teniendo el sombrero
en la mano. Ese objeto le pareció una bestia terrible”.
Con
razón han calificado sus hermanas estas crisis, como «crisis de terrores
extraordinarios”.
“Llegado el mal a su estado agudo,
se manifestó mediante crisis de terror que se declaraban, inopinadamente, a
causa de fútiles circunstancias, con frecuencia varias veces al día”. “Eran
crisis de terror con visiones horribles”. “Las crisis se sucedían sin interrupción”.
No puede negarse la existencia de una causa preternatural
(Que excede las
capacidades de la naturaleza humana) en
la enfermedad de Teresita.
Todos los
Santos, desde Job a Jesús y de Jesús
hasta hoy, han experimentado, de un modo
u otro, la intervención de Satanás.
El hombre es
algo más que materia, es espíritu. Y el espíritu y la materia constituyen, los
dos, sustancialmente unidos, el hombre. Mutuamente repercuten los fenómenos
corporales en el espíritu, y los espirituales
en el cuerpo.
Además, el demonio tiene poder para influir en el cuerpo,
supuesta siempre la permisión divina.
El demonio es impotente para privar
del conocimiento, de modo que la persona conserva su libertad interna, aunque
no la externa.
Así
se explica cómo uno puede darse cuenta perfecta de cuanto le ocurre, y, sin
embargo, ver a su cuerpo juguete del demonio.
«Decía cosas que no quería decir
-testimonian sus hermanas- y perdía
aparentemente el
uso de los sentidos, pero sin embargo no estuvo un solo instante privada de su razón…
y que
cuando parecía privada del sentido, oía y comprendía cuanto se decía en torno suyo”.
La
propia Santa, afirma rotundamente, con solemnidad inusitada en ella: «(…) decía y hacía cosas que no pensaba; casi siempre parecía delirar
diciendo palabras sin sentido, y sin embargo estoy segura de no haber estado privada un solo
instante del uso de mí razón. Frecuentemente parecía desvanecida sin
hacer el más ligero movimiento. Entonces, me habría dejado hacer cuanto
hubieran querido, incluso matarme. Con todo yo oía todo lo que decían en
torno mío, y todavía me acuerdo de
todo ello ... »
“Oía claramente -en plena
exaltación o depresión- cuanto se hablaba en mi derredor, aunque fuese en voz
baja”.
Así
Teresa pudo oír cómo su familia no tenía ya otra esperanza de curación que la
de obtener un milagro.
Teresa en el Carmelo 1889
Explica la misma Teresa la causa preternatural de su
enfermedad con exactitud más propia de un teólogo, distinguiendo maravillosamente
los poderes del ángel caído, limitados a lo exterior del alma: «Creo -escribe
en 1895- que el demonio había recibido poder exterior, pero no podía acercarse a mi alma ni a mi espíritu, si no era para inspirarme
terrores grandísimos»
He ahí toda su enfermedad y su causa. La Santa se siente
juguete del demonio. líneas antes escribía con aplomo insólito en ella: “No
sé cómo describir tan extraña enfermedad. Ahora estoy persuadida que era obra
del demonio”.
“La
enfermedad, de que fuí herida, venía ciertamente del demonio”.
* Frecuentemente
era empujada por una fuerza desconocida a arrojarse contra el suelo.
* Decía
cosas que no quería decir.
* El demonio había
recibido poder sobre ella.
* Sufría violencia en sus sentidos.
Todavía existe una prueba muy convincente para estar
seguro de que la Santa estaba en posesión de sus facultades superiores. Son los
escrúpulos, que, a su vez, son señal de obsesión diabólica.
Afirman los
místicos: estos casos de obsesión resultan una fuente de escrúpulos para las
personas así atormentadas en el cuerpo.
Los Santos conservan el conocimiento y las bridas de la
voluntad en los ataques del demonio.
Este privilegio, que el enemigo tendrá siempre que respetar, es causa de
cavilaciones, que suponen viva luz de la inteligencia y la posesión de la voluntad. Teresa tuvo
escrúpulos de haberse fingido enferma. ¿Las palabras, las acciones, los gestos
procedían de verdadero malestar o los fingía ella, puesto que se daba cuenta de
todo?.
"No sé cómo describir una enfermedad tan extraña -escribe
la
Santa-.
Ahora estoy persuadida que era obra del demonio, pero
mucho tiempo después de mi curación creí que yo había hecho adrede por estar
enferma, y esto fué un verdadero martirio para mi alma».
extractado en el trabajo del Padre Barrios Moneo C.M.F.
UN
PROBLEMA OSCURO EN LA INFANCIA DE TERESA DE LISIEUX. ¿HISTERIA
O DIABLO?
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