jueves, 15 de octubre de 2015

¿Qué es un exorcismo? Entrevista al P. Ernesto María Caro



¿Qué es un exorcismo?
Entrevista al P. Ernesto María Caro para el programa Cara a Cara.


_¿Cuál es la función del exorcista?
Un exorcista saca del ámbito humano al espíritu maligno que ha logrado penetrar en nuestra esfera y que, por lo tanto, está afectando de diferentes maneras, en menor o mayor grado, a la persona.
_¿Cuáles son los grados en los que logra penetrar el demonio en la persona?
Pensemos que el ser humano, cada uno de nosotros, estuviera protegido por una burbuja de gracia. Es todo lo que tiene que ver con mi ambiente, soy yo. El demonio va debilitando esa “coraza” y, como si fuese un líquido o un gas empieza a penetrar en mi ámbito y se empiezan a dar diferentes circunstancias extraordinarias.
   Es importante prevenir. En el exorcismo se cura a los que fueron víctimas de engaños del demonio.
   Lo primero que va a hacer es debilitar esa “coraza”. Quiénes la debilitan: los astrólogos, los new age, los adivinos. Películas que parecen inocentes como Harry Potter hacen creer que la magia es buena. No existe ni magia blanca ni magia negra. Toda magia es del demonio. No hay ningún mago que ejerza su ayuda sin el demonio. Los charlatanes, que no adivinan nada, así como los ilusionistas no tienen nada que ver con esto. Satanás le ofrece al mago  sabiduría, poder, prestigio o dinero; todo lo que el hombre tiene ansias de tener.
   En este “pedacito” de historia nos jugamos toda nuestra eternidad.



_¿Cuáles son las formas en que puede hacerse un maleficio?
    Dios, que está en el plano divino, entra a nuestro plano físico para ayudarnos y santificarnos a través de objetos físicos bendecidos  (medalla, auto, rosario, escapulario, etc.) estos son los sacramentales, pero también, y con más poder, a través de los sacramentos. El más poderoso de ellos es la comunión porque lo comemos y pasa a formar parte de nosotros.
    El demonio va a imitar lo que hace Dios pero al revés. Dios usa a los sacerdotes como instrumentos designados por El para bendecir, consagrar, bautizar, con el poder que les da, para que se conecten el ámbito humano con el divino, y así poder disponer de todos los elementos para salvarse.
   El demonio va a usar al mago como instrumento o medio para introducir en la vida del hombre un elemento maleficiado. Puede ser que lo introduzca en el lugar donde vive la persona, con lo cual va a tener muchísimo más poder, o en algo que se coma. En el momento del exorcismo pueden vomitar clavos, cordones, recortes de fotografías, pedazos de hueso o un manojo de cabello anudado con diferentes cintas de colores con excremento en su interior.
   El brujo pide que se le lleve cosas físicas de la persona a la que se quiere dañar (fotos, ropa, cabello, etc.); maleficia esos elementos –en vez de bendecirlos- con el poder de Satanás. Ese elemento maleficiado se lo coloca dentro de un chocolate, por ejemplo, para que la persona se lo coma. Generalmente, un maleficio que es injerido termina siempre en posesión, pero puede ser que no llegue a la posesión, entonces el mago maleficia un objeto material y pide que se lo coloque en el jardín de la casa de la persona a la que se quiere perjudicar.
   No podría entrar a menos de que esté “fracturada” esa capa de la que hablábamos. Cómo se fractura: primero, “adelgazando” la capa y después, un golpe, una falta de fe, una situación con un hijo que no sana, un problema económico, etc., pueden fracturar mi fe y hacérsele una fisura. Le acercan el objeto maleficiado y empieza a actuar.
   Hay muchas gentes, según yo, que viven “fracturadas” en su ámbito; alejados de la vida de gracia, estando en pecado, no confiando en Dios. Son candidatos perfectos para un maleficio. Una persona, por venganza, egoísmo o por cualquier otro motivo va a un brujo y éste me hace un maleficio.


_¿Cómo sabe la persona de que está siendo víctima de un maleficio?
Cuando una persona llega a mí y me comenta, por ejemplo, de que hace meses, siempre a las tres de la tarde le empieza un dolor de cabeza intenso y no se le pasa, y agrega que ya le habían hecho estudios, pero los médicos no le encuentran nada. Entonces, lo primero son las enfermedades sin explicación. Segundo, ¿usted tiene algún enemigo? ¿Cuándo empezó a aparecer ese dolor tan intenso? La persona podría llegar a responder que le empezó ese dolor cuando era encargado de una empresa y tuvo que despedir a algunos empleados y uno de ellos le había dicho Se va a acordar de mí, y al poco tiempo apareció ese dolor. Pero también, podría darse una relación de venganza de un chico que termina con su novia. Tercero, ¿esa persona tiene suficiente dinero para pagar un mago? Hay maleficios muy graves y otros no tan graves.


_¿Cuáles son los grados de maleficios?
Hay cuatro:
* para dañar la salud,
* para dañar la economía,
* para dañar las relaciones
* y para provocar la muerte.
Por ejemplo, de tener una economía estable a un estado de crisis que nada tiene que ver con la situación económica del país. No poder conseguir trabajo; te dicen que te van a llamar pero al final le ofrecen ese puesto a otro, es decir, son situaciones inexplicables.
   En el tercer tipo de maleficios existen los llamados “amarres” y “desamarres”. En el cuarto, a veces la persona come pero no aprovecha lo que come, o directamente no come y eso la va llevando a la muerte.
   Todo esto le ocurre a la persona que no tiene una vinculación con Dios, por eso es importantísimo la vida sacramental, así como mi relación con El a través de los elementos que va poniendo en mi vida para fortalecer mi gracia.


_¿Cuando una persona llega con estos síntomas, cuál es el trabajo que hace usted como exorcista?
Antes que nada hay que aclarar que el exorcista tiene que ser nombrado por el obispo. El exorcista es el único que puede usar la forma imperativa. Nadie puede hacer un exorcismo real sin el permiso del obispo. Un laico puede expulsar a un demonio, pero no con un mandato exhortativo, los santos lo hacen, pero por su vida de santidad; el demonio le huye a la santidad.
   El trabajo principal del exorcista es el discernimiento.
Si alguien está o no siendo afectado por el demonio y de qué forma.
   Uno de los gravísimos errores es hacerle creer a la gente de que tiene un demonio. Si alguien te convence de que te hicieron un maleficio, entonces llegas al exorcista, éste empieza a investigar y cree que no necesitas un exorcismo, basta con que reactives tu vida de gracia; porque la mayoría de las veces el demonio puede producir estos síntomas, pero es porque no se tiene una vida de gracia.
    La gente se presenta con la sospecha, que puede ser porque un familiar le dijo que tiene una conducta extraña, o porque tiene una enfermedad que no se le ha curado, o una situación económica sin resolverse, o distanciamiento de los esposos que no se puede definir con claridad.
   Lo primero que se hace es un historial: desde cuándo empezó, cómo se manifestó, con qué frecuencia. Tener lo más claro posible toda la problemática que está viviendo la persona. Si descubro que no es un situación grave, porque puede haber un maleficio, pero no es tan grave, le aconsejo que retome su vida espiritual  -esto se maneja como si fuera un tratamiento-. Generalmente se trata de un maleficio hecho por un brujo no muy competente, un aprendiz de brujo, esos que van aprendiendo con los libros, pero que no hizo un pacto real con el demonio. Entonces le digo a esa persona que vino a verme que vamos a esperar un mes, porque por el momento estamos presumiendo, según lo que me comenta, que está siendo afectada o perturbada por el demonio, para lo cual le voy a pedir que rece todos los días el Santo Rosario, algunas de esas veces con una vela bendecida mientras reza, confesión cada semana o cada 15 días, comulgar todos los días, le pregunto si puede, que tan factible es o sino lo más frecuente que pueda, comunión dominical definitiva, 15 minutos de lectura de las Sagradas Escrituras y buscar en todo lo que pueda responder con generosidad, hacer la caridad.


    Este tratamiento inicial también puede ser llamado preventivo. Después de todo lo que le mandé le pido que regrese dentro de un mes para ver cómo sigue. Más o menos, el 60 por ciento no regresa, quiere decir que el tratamiento funcionó, por lo que le recomendaría que no lo dejase. Al otro 40 por ciento que regresa le pregunto qué pasa cuando ora, por ejemplo, en muchos casos señalan de que mientras rezan el rosario, la llama de la vela tiende a elevarse mucho o a apagarse sin que haya viento. Ahora es cuando empiezan a darse los efectos extraordinarios o sobrenaturales, sin explicación. Los trastornos no han disminuido, al contrario, han aumentado.
   El demonio, cuando se lo somete a la vida de la gracia, va a resistirse, a acobardar a la persona incrementándole ese tipo de cosas para que no siga el tratamiento, para que no vuelva al exorcista, porque la persona se da cuenta de que cuando no viene a verme o no reza, los síntomas disminuyen y están como estaban antes. Por eso, cuando me vienen a ver por primera vez, les digo que posiblemente la situación se ponga más difícil, y que en el caso de que no pudiese esperar un mes, venga antes. Una vez que me doy cuenta de que requiere algo más que la vida espiritual, procedemos a hacer una oración de liberación simple o de discernimiento, no es un exorcismo, porque no es una oración imperativa, sino invocativa, en donde invocamos a Dios y decimos Señor, ven y ayúdalo, a cargo de un grupo de laicos que he preparado. Si durante la oración de discernimiento empieza a ver una manifestación demoníaca se suspende inmediatamente la oración y me lo pasan para un exorcismo. En el caso de que hayan pequeñas reacciones tendientes a disminuir mientras avanza la oración, lo único que se necesita es un tratamiento de oración de liberación, y entonces la persona puede venir 4, 5, 6, 7 veces a una “terapia” de oración, al mismo tiempo le vamos a dar un curso de evangelización formal para que entre en un proceso de conversión él y su familia.
   Esto es un combate, una guerra y, desafortunadamente para ti, el enemigo está ya en tu terreno. Si Dios permite estas cosas es para llevar a la conversión a la persona y a todo su entorno.


   Los casos más difíciles entran en un proceso de exorcismo. Hay algunos caso, muy pocos, que tienen la posesión completa. El demonio siempre va a tratar de resistirse, de no salir. Sabemos si es un demonio de baja jerarquía, sin mucho poder, porque no sabe esconderse, no tiene fuerza para resistir la acción de Dios. Hay veces incluso que en el exorcismo no sale. Cada exorcismo lo va debilitando hasta que finalmente ya no puede sostenerse y sale. Estos procesos pueden durar años, dependiendo de diferentes cosas: de la causa, de la cooperación de la persona, del poder que tenga el demonio y de la cantidad de demonios que hayan sido capaces de entrar. Los demonios no tienen espacialidad, son espíritus.


-¿Por qué se producen esos gestos antinaturales?
La mayoría de las veces buscan destruirlos, de hecho existen circunstancias en que hay que detener el exorcismo porque se pone muy mal físicamente la persona. Entre los efectos: desmembramiento de la mandíbula y de todos los músculos faciales; adquieren formas aberrantes, se contornean completamente, se doblan hacia atrás, serpentean, levitan. Tuve el caso de una mujer de 24 años, muy flaca con una fuerza tremenda, entre seis no podíamos contenerla. Dan giros tan rápidos como el de un animal.
   Casi siempre el demonio respeta al exorcista, aunque busca agredirlo. Yo lo experimento como si fuera una cortina que no le permite acercarse más de lo que puede. Generalmente, obedece el demonio a la orden que le está dando el exorcista. Por eso es muy peligroso meterse con el demonio cuando uno grupo dice Vamos a exorcizar en el Nombre del Señor porque pueden resultar física y espiritualmente muy dañados. Este es un trabajo exclusivo del exorcista porque éste a través del mandato del obispo está adquiriendo toda la fuerza de la Iglesia y está en comunión plena con Jesucristo; es El realmente el que lo está haciendo.


-¿Qué recomendación nos puede hacer?
Primero, vivir una vida de gracia. El que tiene una vida de gracia no tiene porqué preocuparse. El que ama no tiene porqué temer. Nosotros amamos a Jesucristo y se lo demostramos, teniendo un buen rato de oración, rezando el Santo Rosario, comulgando los domingos, confesándonos con frecuencia, cada 3 meses si no tengo pecado grave, participando en algún grupo de formación.


Entonces, ¿existe el demonio?, sí;
¿puede atacarme? sí;
¿y qué hace conmigo? nada.
Yo vivo en plenitud, Jesús dijo He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. Ésa es la vida que tenemos que tener, no la tenemos porque abandonamos la vida de gracia, abandonamos al Señor, abandonamos la Iglesia, y eso, ahora sí le da la oportunidad al demonio para venir a atacarme en cualquiera de sus formas y destruir mi vida aquí y si puede en la eternidad.
   Quisiera invitar a todos los hermanos a que no abandonen su vida de gracia, vivan con los sacramentos, la oración, un amor grande a nuestra Madre Santísima y vivan su vida en plenitud; así es como el cristiano tiene que vivir.


 Gracias C. María I.


viernes, 9 de octubre de 2015

Dar lo imposible es lo que más ama Él


Dar lo imposible es lo que más ama Él

“Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? “Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: Trasládate de aquí a allá, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes” (Mt 17, 19-21)



 
Podemos todo por la oración. Si no recibimos nada es porque o nos falta fe o no hemos orado bastante, o porque no sería conveniente para nosotros lo que solicitamos nos sea concedido, o porque Dios nos quiera conceder otra cosa mejor que lo que pedimos. Pero jamás no recibiremos lo que pedimos porque sea demasiado difícil de obtener; nada es imposible de obtener… No vacilemos en pedir a Dios aun las cosas más difíciles, tales como la conversión de los grandes pecadores, de naciones enteras; pidámosle más que todas, aquellas que son las más difíciles, con la confianza de que Dios nos ama apasionadamente…; pero pidamos con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena voluntad…, y estemos seguros de que si pedimos así y con suficiente confianza, seremos escuchados, recibiendo la gracia solicitada o una mejor.
Pidamos, pues, ardientemente a Nuestro Señor las cosas más imposibles de obtener, si ellas son para su gloria, y estemos convencidos que su Corazón nos las concederá, tanto más cuanto más imposibles parezcan humanamente, pues dar lo imposible es lo que más  ama Él y le es más agradable a su Corazón, ¿y cómo nos ama Él?”

Beato Carlos de FOUCAULD